Como ya sabemos quedó atrás el año litúrgico anterior y la Iglesia empieza un nuevo ciclo, el ciclo C, que nos va a seguir presentando a Jesucristo como modelo de vida para todos nosotros.

Esto es lo que ha pretendido la Iglesia a través de los siglos, que cada año nos parezcamos un poco más a Jesús hasta, que la imagen de Cristo aparezca en cada uno de nosotros.

A este tiempo llamamos “Adviento” porque esperamos al que viene.

La primera parte del Adviento nos sigue recordando la venida de Jesús con gloria al final de los tiempos.

Y en la segunda parte, recordaremos la llegada de Jesús en Belén y sus primeros años de vida.

Preparemos gozosos nuestro Nacimiento (Belén) a la entrada de nuestra casa o en un lugar destacado y, sobre todo, en nuestro corazón.

Poniendo las palabras en boca del Señor, nos dice que Dios cumplirá su promesa a Israel y a la casa de Judá:

«Suscitaré a David un vástago legítimo que hará justicia y derecho en la tierra. En aquellos días se salvará Judá y en Jerusalén vivirán tranquilos».

El salmista nos invita a levantar nuestra alma hacia Dios y a pedirle:

«Enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad. Enséñame porque tú eres mi Dios y Salvador».

Y para invitarnos a la confianza nos advierte: «El Señor es bueno y recto y enseña el camino a los pecadores… Las sendas del Señor son misericordia y lealtad».

Comienza el párrafo de Pablo a los tesalonicenses, en este día, con esta hermosa expresión:

«Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos».

Y continúa con este consejo:

«Habéis aprendido de nosotros cómo proceder para agradar a Dios. Pues proceded así y seguid adelante».

Y termina con estas palabras:

«Ya conocéis las instrucciones que os dimos en nombre del Señor Jesús».

Esto último es muy importante para los cristianos de hoy que no debemos apartarnos nunca de las enseñanzas de Jesucristo.

Una vez más la liturgia pide al Señor en uno de los salmos:

«Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación».

La salvación que vendrá con Jesús llegará en este tiempo de Adviento.

Es de San Lucas y continúa el estilo escatológico de los últimos días del año anterior:

«Habrá signos en el sol, la luna y las estrellas y en la tierra angustias en las gentes…».

Entonces llegará el gran momento:

«Verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y majestad».

No olviden que si somos amigos de Jesús ese tiempo no será para nosotros de angustia sino de alegría, porque nos vamos a encontrar con nuestro Amigo y Salvador.

De todas maneras, el evangelista nos dice: «que no os embote la mente con el vicio y la bebida», y nos advierte: «estad siempre despiertos pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

Esta es la actitud de fe: seguir confiando en el Señor con la cabeza alta ante nuestro Amigo y Redentor.

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Reflexion_Dominical_01122024

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 Evangelio y Homilía Breve

Homilía breve de Mons. José Ignacio Alemany Grau, Obispo Redentorista.
SAN ANDRÉS, APÓSTOL. «Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron».

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