Podemos hablar o explicar lo que queramos, pero el porqué de las cosas se define infinitamente mejor desde las experiencias vividas. Muchos nos preguntamos por qué el deporte puede ser importante en la vida, por qué es una herramienta formativa excelente para los niños. No he encontrado mejor respuesta que el siguiente artículo que os comparto y que escribió mi querido tío, Pepín, un tipazo.
Para poneros rápidamente en situación, Pepín lleva más de veinte años ligado a un proyecto impactante, un Kibbutz que fundó el sacerdote redentorista Antonio Hortelano, ya fallecido, con el objetivo de lograr el desarrollo integral de un pequeño pueblo mexicano, Amexhe, donde la pobreza es tan grande que es imposible de explicar.
En el artículo, Pepín explica el impacto que La Carrera de la Amistad, de la que os he hablado más de una vez en este blog, ha tenido en Amexhe. La crónica es viva y a la vez desgarradora. Un niño que no tenía zapatos para correr, pide una talla menor para su hermano. Un hombre llega en autobús y se vuelve en bicicleta…
Si leéis con el corazón, podréis comprobar que el Reino de los Cielos es de la gente sencilla y que los pueblerinos de Amexhe nos llevan, al menos a mí, una gran delantera en la carrera que más cuenta: la que recorremos teniendo como meta la Eternidad.
Artículo publicado por José Casanueva en Notikibbutz:
LEO, PIENSO, SUEÑO, DUERMO, SUEÑO, DESPIERTO. UTOPIAS.
Un día soñé que en Amexhe se podía poner a la gente a correr y eso los ayudaría a desarrollarse integralmente.
Los primeros pobladores del Kibbutz llegaron un 5 de julio de 1992; muchos de nosotros, estábamos eufóricos con la aparición del Kibbutz y la personalidad y enseñanzas de Antonio Hortelano. Jaime Cervera y yo también estábamos eufóricos corriendo maratones y los beneficios que trae el deporte de la carrera a nuestras vidas, queríamos contagiar a todo el mundo del “virus del Kibbutz” y del “virus de la carrera”.
Desde el principio empezamos a correr en los alrededores junto con varios campesinos y algunas de las voluntarias que habían llegado, principalmente españolas. Para el último sábado de mayo de 1993 se organizaba la Primera Carrera que después tomó el nombre de “Carrera de la Amistad”, al llamarla así tratábamos de involucrar a varios pueblos (ellos llamaban rancherías) vecinos. En aquella ocasión, los experimentados corrieron 10 kilómetros y los demás sólo unos 4 kilómetros incluso con la participación de algunos niños que corrieron 1. A partir de ese momento no se ha fallado en la celebración de la mencionada “CARRERA de la AMISTAD”, cada año, procurando que sea puntualmente el último sábado de Mayo a las 5 de la tarde en el campo de fútbol de Amexhe. Los adultos corren 12 kilómetros y los niños, dependiendo de la edad, le dan entre 1 y 5 vueltas al campo de fútbol.
En sus inicios, intentamos con poco éxito que no fuera una carrera competitiva sino simplemente un grupo de soñadores a los que nos unía la Carrera; posteriormente la gente de Amexhe pidió trofeos y desde entonces nuestro querido Gume Laresgoiti se encarga de donarlos, cuidarlos y repartirlos en cada ocasión. Años más tarde, un hombre de clase media que nos imprimía las camisetas y los números, organizó una colecta con “sus viejos del dominó” y nos regalaron zapatos tenis para los niños que corrían. Lo de regalarles zapatos tenis no resultó práctico por el problema de las tallas. Aunque sí tuvimos la maravillosa experiencia de darle unos a un niño que los pidió de una talla menor. “Prefiero que sean para mi hermanito”, nos dijo.
El tema de los “tenis” degeneró en entregarles a los finalistas una bolsa con dulces y regalitos que acompañaban a la consabida camiseta impresa con el logotipo de cada año. Hoy en día, sí es competitiva. Además del trofeo, los ganadores se llevan premios importantes como bicicletas, balones, pants, uniformes y a los adultos un sobre con algo de efectivo además de la bicicleta para el primer lugar de cada categoría. Hemos tenido alguno que al darle su premio nos ha dicho “me vine en autobús y me regreso en bicicleta”.
Siempre se han recibido donativos para poder costear la carrera, pues a los corredores se les cobra una cuota simbólica, 20 pesos a los adultos. Desde hace un par de años los niños no pagan porque al llegar a inscribirse, muchos no contaban con los 2 ó 5 pesos que se les cobraban; a veces el papá prefería usar ese dinero para emborracharse o las necesidades de esa familia no permitían dicho gasto.
Muchas anécdotas podríamos contar y muchísimos éxitos también, hemos tenido gente que ha llegado a correr maratones y otros que han destacado en pista en carreras estatales y nacionales.
Hoy en día la Carrera es organizada por Berta Díaz Merry, su familia y un maravilloso equipo de gente de Amexhe que participa cada año, teniendo cada uno un trabajo específico muy responsablemente realizado. Cabe destacar también la ayuda de varios amigos y de toda mi familia, Mari Nieves mi esposa, mis hijos y varios de mis nietos.
Nuestra “CARRERA de la AMISTAD” en su edición número 22, organizada por el Kibbutz en Amexhe se celebró este pasado sábado 30 de Mayo bajo una tormenta torrencial y con el éxito de siempre. Es impresionante, pero en estos 23 años solo se suspendió una vez y fue debido a la epidemia de influenza que azotó hace unos años a todo el país. Se ha convertido en un “Clásico”, y podría decirse que es “La fiesta del Pueblo”.
No sé, pero creo que la carrera ha ayudado a combatir algo el alcoholismo, problema del que se derivan muchos otros que no permiten desarrollarse a mucha gente en México y definitivamente, sí creo que ha cooperado en que por lo menos algunos han tenido un desarrollo integral como lo quería nuestro querido Padre Antonio Hortelano.