Hace siglos que la humanidad presencia una guerra de los medios antieclesiales para poner contra las cuerdas a la Iglesia y los que la defendemos. Constantemente vemos cómo sus cargas de profundidad intentan traspasar la fina capa infranqueable de la Iglesia. Digo infranqueable porque Cristo la defiende, y fina porque la componemos nosotros, con todas las deficiencias de cada uno. Está claro que, como escribía el pasado lunes Juan Manuel de Prada, la virtud es una formidable coraza contra su dominio, el dominio de los que solo buscan el poder del mundo. La Iglesia tiene la virtud, y eso se convierte en insoportable cuando se pretende controlar y poseer a las personas. Como se ven impotentes, convierten esas ansias en odio hacia lo que les impide su objetivo, y cualquier medio dirigido a su objetivo les es útil. En estos momentos en los que la globalización de la comunicación es total, cuando la información llega a los confines de la tierra en segundos, hacen falta medios que contrarresten el ametrallamiento informativo al que está sometida la Iglesia. Aquí nos quiere el Señor también, para que demos testimonio de que Cristo ha resucitado. El mundo necesita creer aunque no sea consciente, y pide tener a alguien a su lado que le dé testimonio. Bien es cierto que lo mejor que podemos hacer es vivir según Cristo y no dar motivos de crítica, pero no menos seguro es que Cristo nos previno que, si le seguimos, siempre seremos blanco del mundo. De hecho, solo hay que ver cómo se han tergiversado las palabras de Benedicto XVI sobre el preservativo, omitiendo toda su fructífera actividad en Africa, o cómo intentan enfrentar a FJL y CV con la C, sindicatos de por medio, relacionándolo de paso con los Obispos y Roma, o lo que hacen con …... Yo, personalmente, quiero seguir a Cristo aunque esto me obligue a llevar la cruz que Él quiera. ¡Y ánimo! ¡Cristo ha resucitado! Eduardo Palanca