El siervo de Dios Ildefonso Montero Díaz, sacerdote sevillano fue, en las primeras décadas del siglo XX, una de las más importantes figuras del periodismo católico español; recaló en 1925 en la capital de nuestra Archidiócesis como canónigo-Tesorero de la Catedral Primada.
El llamado “Día de la Prensa e Información de la Iglesia”, que se celebró por vez primera en 1916, era la jornada más antigua y la primera que, como tal, se estableció en España. No se trataba de una jornada particular o privada de una institución u organismo. Era, por el contrario, dentro del calendario de jornadas señaladas por la Iglesia para una dedicación especial, una fecha de carácter oficial, en la que se urgía a la cooperación de los católicos, precisamente en orden a la consecución de unos medios que la misma Iglesia necesitaba para evangelizar.
El Siervo de Dios Ildefonso Montero con agudeza previsora, propuso la celebración de un “Día”, para facilitar a la Iglesia unos medios que, desde esa fecha, le han prestado y rendido magníficos servicios.
El 17 de julio de 1924, el periódico “La Constancia” (el diario reconocido como el más genuinamente católico de Guipúzcoa), editado en San Sebastián, habla de nuestro protagonista en los siguientes términos:
Es bueno que dediquemos un pequeño comentario al infatigable promotor de toda una generación de periodistas, al insigne don Ildefonso Montero Díaz, Director de la meritísima obra “Ora et Labora” del Seminario de Sevilla.
Hace muchos años que trabaja sin cesar en el progreso de esta gran Obra… Sin embargo, he podido admirar (afirma el autor anónimo del artículo) su inquebrantable voluntad, su fe viva en el triunfo de este nuevo apostolado…
“Ora et Labora” bendecida y fomentada por los Arzobispos Hispalenses, ha conquistado la aprobación de varios Pontífices, formando mediante una habilísima organización miles de periodistas en toda España. No hay Seminario español donde “Ora et Labora” no siembre su maravillosa doctrina, haciendo de varias generaciones de seminaristas, apóstoles de obras sociales, expertos catequistas, y sobre todo hábiles periodistas que hoy dirigen y colaboran en muchos periódicos diocesanos, algunos de los cuales deben su existencia al favor periodístico que han recibido, irradiado de Sevilla, considerada la cuna del Apostolado de la Prensa católica de España.
“Ora et Labora”, hace cerca de 20 años que está dando lecciones de periodismo y de periodismo católico que es lo mismo que decir abnegación, sacrificio y ese “algo” que hace mover la pluma y solamente conocemos los que nos dedicamos a la prensa, pero que no podemos explicar, ni siquiera darle nombre.
El mismo Siervo de Dios, en un artículo publicado en “El Castellano” del lunes 25 de junio de 1934, al cumplirse treinta años de la Primera Asamblea Nacional de la Buena Prensa, nos explica qué es y para qué se funda “Ora et Labora”. Dice así el texto:
“Se cumplen ahora treinta años. En la segunda quincena de junio de 1904 -año jubilar de la Inmaculada- tuvo lugar, en Sevilla, la Primera Asamblea Nacional de la Buena Prensa. Desde entonces no se ha interrumpido la acción en pro de la “Prensa católica”. Justo es hoy dedicar un recuerdo a aquella Primera Asamblea”.
De los que allí concurrimos, los más, hombres maduros, han bajado al sepulcro. Hagamos un “memento” de ellos, consignando sus preclaros nombres. El cardenal Spínola (Beato Marcelo Spínola y Maestre), presidente de la Asamblea; tres primados de España: -rara coincidencia- el que lo era a la sazón, cardenal Sancha (Beato Ciriaco María Sancha y Hervás); acompañando a éste, en aquella fecha, el arcediano de Toledo, futuro cardenal Reig; y, en la tribuna, pronunciando un discurso, el entonces obispo de Palencia, luego arzobispo de Sevilla y, finalmente, como los anteriores, cardenal arzobispo de Toledo, don Enrique Almaraz (…). En la foto, el beato Spínola -a la derecha- junto al beato Sancha -a la izquierda-.
El espíritu de aquella “Asamblea”, cuyas sesiones privadas se celebraron en el Palacio de San Telmo, ya Seminario, fue recogido allí mismo por la Institución “Ora et Labora” que se constituyó oficialmente un año después, en 1905.
“Ora et Labora” ¿quién lo negará? ha sido el hilo de oro que con su periódico primero, con sus “Certámenes” después, -tres quinquenios- con sus “Catálogos de Prensa”, y, finalmente, en los últimos dieciocho años, con el “Día de la Prensa Católica”, ha mantenido, sin solución de continuidad, el interés que despertó aquella memorable “Asamblea”.
En la hora presente, cuando la chispa prendió en toda España, noble es dedicar un recuerdo a aquellos católicos esforzados del año 1904”.
El llamado “Día de la Prensa e Información de la Iglesia”, que se celebró por vez primera en 1916, era la jornada más antigua y la primera que, como tal, se estableció en España. No se trataba de una jornada particular o privada de una institución u organismo. Era, por el contrario, dentro del calendario de jornadas señaladas por la Iglesia para una dedicación especial, una fecha de carácter oficial, en la que se urgía a la cooperación de los católicos, precisamente en orden a la consecución de unos medios que la misma Iglesia necesitaba para evangelizar.
El Siervo de Dios Ildefonso Montero con agudeza previsora, propuso la celebración de un “Día”, para facilitar a la Iglesia unos medios que, desde esa fecha, le han prestado y rendido magníficos servicios.
El 17 de julio de 1924, el periódico “La Constancia” (el diario reconocido como el más genuinamente católico de Guipúzcoa), editado en San Sebastián, habla de nuestro protagonista en los siguientes términos:
Es bueno que dediquemos un pequeño comentario al infatigable promotor de toda una generación de periodistas, al insigne don Ildefonso Montero Díaz, Director de la meritísima obra “Ora et Labora” del Seminario de Sevilla.
Hace muchos años que trabaja sin cesar en el progreso de esta gran Obra… Sin embargo, he podido admirar (afirma el autor anónimo del artículo) su inquebrantable voluntad, su fe viva en el triunfo de este nuevo apostolado…
“Ora et Labora” bendecida y fomentada por los Arzobispos Hispalenses, ha conquistado la aprobación de varios Pontífices, formando mediante una habilísima organización miles de periodistas en toda España. No hay Seminario español donde “Ora et Labora” no siembre su maravillosa doctrina, haciendo de varias generaciones de seminaristas, apóstoles de obras sociales, expertos catequistas, y sobre todo hábiles periodistas que hoy dirigen y colaboran en muchos periódicos diocesanos, algunos de los cuales deben su existencia al favor periodístico que han recibido, irradiado de Sevilla, considerada la cuna del Apostolado de la Prensa católica de España.
“Ora et Labora”, hace cerca de 20 años que está dando lecciones de periodismo y de periodismo católico que es lo mismo que decir abnegación, sacrificio y ese “algo” que hace mover la pluma y solamente conocemos los que nos dedicamos a la prensa, pero que no podemos explicar, ni siquiera darle nombre.
El mismo Siervo de Dios, en un artículo publicado en “El Castellano” del lunes 25 de junio de 1934, al cumplirse treinta años de la Primera Asamblea Nacional de la Buena Prensa, nos explica qué es y para qué se funda “Ora et Labora”. Dice así el texto:
“Se cumplen ahora treinta años. En la segunda quincena de junio de 1904 -año jubilar de la Inmaculada- tuvo lugar, en Sevilla, la Primera Asamblea Nacional de la Buena Prensa. Desde entonces no se ha interrumpido la acción en pro de la “Prensa católica”. Justo es hoy dedicar un recuerdo a aquella Primera Asamblea”.
De los que allí concurrimos, los más, hombres maduros, han bajado al sepulcro. Hagamos un “memento” de ellos, consignando sus preclaros nombres. El cardenal Spínola (Beato Marcelo Spínola y Maestre), presidente de la Asamblea; tres primados de España: -rara coincidencia- el que lo era a la sazón, cardenal Sancha (Beato Ciriaco María Sancha y Hervás); acompañando a éste, en aquella fecha, el arcediano de Toledo, futuro cardenal Reig; y, en la tribuna, pronunciando un discurso, el entonces obispo de Palencia, luego arzobispo de Sevilla y, finalmente, como los anteriores, cardenal arzobispo de Toledo, don Enrique Almaraz (…). En la foto, el beato Spínola -a la derecha- junto al beato Sancha -a la izquierda-.
El espíritu de aquella “Asamblea”, cuyas sesiones privadas se celebraron en el Palacio de San Telmo, ya Seminario, fue recogido allí mismo por la Institución “Ora et Labora” que se constituyó oficialmente un año después, en 1905.
“Ora et Labora” ¿quién lo negará? ha sido el hilo de oro que con su periódico primero, con sus “Certámenes” después, -tres quinquenios- con sus “Catálogos de Prensa”, y, finalmente, en los últimos dieciocho años, con el “Día de la Prensa Católica”, ha mantenido, sin solución de continuidad, el interés que despertó aquella memorable “Asamblea”.
En la hora presente, cuando la chispa prendió en toda España, noble es dedicar un recuerdo a aquellos católicos esforzados del año 1904”.