Lerma, 5 de junio
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
FIN DEL CONTRATO
Entre una cosa y otra, la constancia brillaba por su ausencia a la hora de regar el invernadero del noviciado. Un buen día, la solución nos vino como caída del cielo: las sacristanas nos pidieron hueco para poner sus semilleros.
-¡Perfecto! Pero a cambio... los días que veáis que no tienen agua nos regáis las plantas.
Contrato hecho, y las pobres, como ya imaginaréis los que nos vais conociendo, terminaron regando un día sí y otro también. Cada vez que nos acercábamos comentábamos:
-¡Qué bonito! ¡Qué bien nos lo están cuidando! ¡Este contrato es lo mejor!
Volvimos unas semanas después y el verde, el olor a plantas medicinales... se había convertido en lo más parecido a un paisaje árido y desértico. Buscamos los semilleros y ahí no estaban... Se había acabado el contrato y ni nos enteramos.
Estos días, a primera hora salgo a regar esperando revivir lo que queda de las plantas. Ayer decidí cortar aquellas que estaban aparentemente irrecuperables y, cuál fue mi sorpresa, al presionar las tijeras descubrí que el tronco estaba duro, que al cortar lo seco se veía verde, ¡aún había vida!
Puede que tengas cerca a alguien a quien estés ayudando que parezca estar seco por su tristeza, por su carácter, por sus circunstancias. Sientes que tenderle una mano es inútil, que ya te rendirías. Cuántas veces no ver resultados nos desanima. ¡Qué bonito todo verde y frondoso! Tendemos a recalcar sus hojas secas, para que las corte de raíz, y volvemos una y otra vez sobre ello."Siempre igual", "Eres desordenado", "Deja de hacer el vago"... hojas secas que queremos arrancar del otro.
Sin embargo, Cristo siempre mira el tronco, la vida que circula en nosotros, cuenta con las hojas marrones, caídas, y pone toda su esperanza en aquello que podemos llegar a ser. Mirar con sus ojos supone poner esperanza en todo aquel que tienes cerca.
Hoy el reto del amor es decir algo positivo a todas las personas cercanas que el Señor te ponga en el camino, aquello que te ponga en el corazón y que a ellos les haga ver la vida que circula por su tronco; hoy nada de hojas secas. "Tú que sabes hacer esto... ¿me puedes ayudar?", "Gracias por tu comprensión", "Tu consejo me ha ayudado", "¿Me puedes enseñar a hacer eso?", "Te quiero"... Hoy, troncos con vida, en el otro y, por supuesto, en nosotros. No te quedes en tus hojas secas; es del tronco de donde resurge todo. Así te mira Cristo: desde la vida; no te canses de permanecer.
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