La humanidad necesita encontrar a ese Dios humilde, a ese Dios de amor que solo es corazón; necesita encontrar su mensaje de bondad, de ternura, de no-violencia y de perdón, que revela la belleza de nuestro cuerpo, de toda persona y de toda vida. Este camino de descubrimiento está sembrado de obstáculos, pero merece la pena ser recorrido.
Jean Vanier, Acoger nuestra humanidad, P. 140