Año del Señor 2015
Lerma, 30 de mayo
 
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día. 
 
TANQUE, QUE NO ESTANQUE
 
En la huerta tenemos un tanque de agua enorme que está colocado justo en el centro de toda la huerta. 
 
Su función es imprescindible: se alimenta de un pozo que está a unos 80 metros bajo tierra. En ese pozo hay un motor que sube el agua con un caudal grandísimo y la deposita en el tanque. Desde el tanque se distribuye el agua por toda una red de tuberías que recorren la huerta hasta las diferentes bocas de riego. Gracias a este sistema podemos regar cada árbol, cada flor, y el agua llega para todos en abundancia. 
 
Pero el otro día nos dijeron que teníamos que limpiar el tanque porque la salida del agua se atascaba. De manera que ayer nos pusimos manos a la obra y nos adentramos a limpiar. 
 
Sacábamos cubos y cubos de algas y agua estancada. Claro, no sólo había entrado agua del pozo, sino que el viento, las lluvias lo habían llenado de arena, de verdín...
 
Fue como si de pronto todo me hablara. El tanque es nuestro corazón: un recipiente vacío que continuamente necesita llenarse de agua, pero de un Agua que corre y que necesita ser distribuida para que le llegue a muchos: todo su alrededor se nutre de su agua, de su amor. Ese caudal que sube el agua del pozo es la oración, donde lo recibimos todo de Cristo para después poderlo dar.
 
Pero, ¿cuántas veces no queremos dar un poco del amor que recibimos y dejamos de amar? Nos da miedo vaciarnos, no sea que no se vuelva a llenar nuestro tanque. Pero el agua no puede parar; si deja de fluir se estanca y, al estancarse, todas las algas se pegan a las paredes y quedamos endurecidos. 
 
Me imaginaba al Señor vestido con su mono de trabajo dispuesto a entrar a limpiarlo y desatascarlo. "Pero, ¿por qué iba a querer alguien entrar en ese sitio tan sucio que parece inhóspito?", me preguntaba. 
 
Pues por el mismo motivo por el que nosotras nos lanzamos a limpiar nuestro tanque; exactamente por eso, porque es nuestro. Así el Señor no duda, está deseando, porque tú eres suyo. ¿Le das paso?
 
Hoy, si no puedes amar, si piensas que necesitas poseer el amor para poder ser feliz, sólo vuélvete a Él: en Cristo está tu felicidad. Su Amor por ti es tan personal que te hace sentir exclusivo para Él. 
 
Hoy el reto del Amor es amar. Deja que el agua corra, no permitas que se estanque en ti. Tan sólo muestra a tus seres queridos un detalle, un gesto de cariño. Habla, da el paso, vuelve a dar tu sí para dejar salir el agua, y Cristo hará el resto. 
 
No dejes pasar tu oportunidad para ser feliz hoy. 
 
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