Lerma, 29 de mayo
Hola, buenos días, hoy Inés nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
HIERBAS EN EL ASFALTO
¡No me lo podía creer!
Muchos días, a la hora de la siesta (que coincide con la hora de la Divina Misericordia), Aroa y yo vamos dando un paseo por la huerta a la vez que hacemos esta oración. Hace ya muchos años que nos hicieron caminos de asfalto en la huerta alrededor de la tapia, para protegerla y, además, poder pasear todo el año, haga frío o calor, llueva o nieve.
Cuál ha sido mi sorpresa estos días cuando, en medio del cemento, he visto salteadas unas hierbas tiesas y frescas, sin estar cuarteado el cemento. No pude por menos que interrumpir el rezo para exclamar:
-¡Mira, Aroa, no me lo puedo creer, han nacido ahí!
Lo primero que me produjo esta imagen en el corazón fue pensar en los israelitas y sus dudas: “¿Podrá Dios dar agua en el desierto?”, y los apuros que pasó el pobre Moisés por la incredulidad de su pueblo.
También se me hacía presente mi propia incredulidad, tantas veces que repito el gesto de Tomás: “Si no veo…”; o cuando me aseguro de algo y así se me cierra el entendimiento para comprender y disfrutar tantas cosas grandes y hermosas que me rodean cada día.
Y, sin embargo, ahí siguen esas hierbas nacidas en el asfalto, día tras día, como si, al pasar a su lado, nos saludaran diciendo: "Si creéis, veréis cosas mayores, porque esto es sólo una muestra del Amor de Dios, que 'hace salir su sol sobre malos y buenos, y proporciona la lluvia a justos e injustos'."
Nunca olvidaré esas hierbecitas y la impresión que me produjeron en el corazón: la certeza de que el Señor puede y quiere hacer maravillas en mí y en cada uno, con tal de que le dejemos y nos creamos el Amor que nos tiene y Su capacidad de “sacar de las piedras hijos de Abraham”. Pues, “si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se seca, la viste de esplendor, ¿qué no hará con sus hijos?”
Cuando meto a Dios en mis esquemas lo único que ocurre es que yo misma me pierdo disfrutar de Sus sorpresas. Sobre todo hay un Milagro del todo irracional: que Dios envió al mundo a su propio Hijo para salvarnos. Sí, un amor tan loco como para asumir todo lo nuestro para hacernos libres e “hijos en el Hijo”.
Pero, ¿qué tienen que ver unas hierbecitas crecidas en el asfalto?
El reto de hoy es que te introduzcas en el milagro del Amor loco de Cristo y te dejes acunar por Él; el reto es que confíes que, donde tú no ves vida, Él sí puede hacer crecer vida; el reto es que le des tu libertad; descubrirás cómo tu día se transforma y brotará el amor a Él y a las personas.
VIVE DE CRISTO
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