La amistad, en términos generales, no se caracteriza por la cantidad, sino por la calidad. Hay personas que conocen a mucha gente y, de vez en cuando, salen para ver con quiénes se encuentran en la fiesta; sin embargo, hay que saber distinguir entre compañerismo y amistad. Podríamos decir que todo amigo es un compañero, pero que no todo compañero es un amigo. Es verdad que alguien que empieza siendo un simple conocido, puede llegar a considerarse digno de amistad. Lo que si hay que evitar es que nuestras relaciones sean superficiales y/o convenencieras. Es sano conocer, dialogar, pero solamente continuar saliendo los fines de semana cuando haya empatía y no solamente para tener con quien dividir la cuenta en el bar.
Muchos, cuando tienen algún problema con su círculo de amigos o familiares más cercanos, en vez de expresarse, buscan a dos o tres que les sigan la corriente, pero no porque les agraden, sino para hacer su voluntad a costa de otros que carecen de carácter u opinión propia. Sin duda, se trata de un tipo de relación artificial, en el que una de las partes es usada cual cosa. Una vez que pasa la “tormenta”, el capricho, todo vuelve a ser igual, pero con la agravante de haber involucrado a personas que se acercaron con buenas intenciones; es decir, sin saber que se trataba de una pantalla para ganar poder. Luego sucede que ante un(a) amigo sincero(a), terminamos alejándonos y quedándonos con el compañero o la compañera que nada más nos comenta lo que queremos escuchar acerca de nosotros mismos. Decía Sócrates: "Mira como amigo seguro al hombre sincero que te advierte sobre tus faltas, y no al que te aprueba todo lo que dices y haces".
La amistad, por el contrario, busca en primer lugar compartir el tiempo aunque quizá no se tenga para ese día el mejor de los planes. Con los amigos de verdad, te la pasas bien en cualquier parte. Incluso en un lugar tan tedioso como una sala de espera para abordar el avión. Ahora bien, esto no significa que solamente se pueda hablar con los amigos. ¡Nada de eso! La amistad; es decir, el grupo más cercano, no es un gueto, sino un soporte que nos acerca a otras realidades y contextos.
Los amigos de verdad, nos hacen bien. Saben tener detalles, ciertas atenciones. Obviamente, que en esto hay que ser recíprocos, porque no se trata de buscar halagos o aplausos. Al contrario, hay que cuidarlos, porque no es fácil tener a personas con las que haya un ambiente de libertad, respeto y confianza. Cuidemos a los amigos y a las amigas.
Muchos, cuando tienen algún problema con su círculo de amigos o familiares más cercanos, en vez de expresarse, buscan a dos o tres que les sigan la corriente, pero no porque les agraden, sino para hacer su voluntad a costa de otros que carecen de carácter u opinión propia. Sin duda, se trata de un tipo de relación artificial, en el que una de las partes es usada cual cosa. Una vez que pasa la “tormenta”, el capricho, todo vuelve a ser igual, pero con la agravante de haber involucrado a personas que se acercaron con buenas intenciones; es decir, sin saber que se trataba de una pantalla para ganar poder. Luego sucede que ante un(a) amigo sincero(a), terminamos alejándonos y quedándonos con el compañero o la compañera que nada más nos comenta lo que queremos escuchar acerca de nosotros mismos. Decía Sócrates: "Mira como amigo seguro al hombre sincero que te advierte sobre tus faltas, y no al que te aprueba todo lo que dices y haces".
La amistad, por el contrario, busca en primer lugar compartir el tiempo aunque quizá no se tenga para ese día el mejor de los planes. Con los amigos de verdad, te la pasas bien en cualquier parte. Incluso en un lugar tan tedioso como una sala de espera para abordar el avión. Ahora bien, esto no significa que solamente se pueda hablar con los amigos. ¡Nada de eso! La amistad; es decir, el grupo más cercano, no es un gueto, sino un soporte que nos acerca a otras realidades y contextos.
Los amigos de verdad, nos hacen bien. Saben tener detalles, ciertas atenciones. Obviamente, que en esto hay que ser recíprocos, porque no se trata de buscar halagos o aplausos. Al contrario, hay que cuidarlos, porque no es fácil tener a personas con las que haya un ambiente de libertad, respeto y confianza. Cuidemos a los amigos y a las amigas.