Nuestros mártires son el mayor tesoro de gracia con el que Dios ha bendecido a esta humilde pero fecunda Diócesis de Barbastro-Monzón. El testimonio de vida, de fidelidad, de amor, de perdón, de generosidad, de humildad, de alegría, de entrega hasta dar la vida por Cristo… que muestran nuestros paisanos mártires va a ser, sin duda, el mejor referente para las futuras generaciones. No queremos relegarlos al olvido. Van a servir de referencia a nuestros hijos para que aprendan cómo sólo dando la vida por Dios, sirviendo a los hermanos, se es realmente fecundo y feliz.

Una vez que se ha concluido el trabajo ingente de la comisión histórica queremos pedirle a la Iglesia, con la apertura de su Causa de Canonización, que reconozca la entrega de sus vidas por Cristo y nos sirvan de estímulo y modelo a cada uno de los hijos del Alto Aragón.

El pasado martes 14 de enero, en la reunión del Consejo del Presbiterio, vivimos un acontecimiento entrañable y singular. Los sacerdotes que representan a todo el presbiterio diocesano y con ellos a todos los fieles de nuestras parroquias, junto a su Obispo como padre y pastor, decidieron por unanimidad constituirse como «PARTE ACTORA» de la Causa de Canonización de los 31 laicos, 5 seminaristas y 204 sacerdotes mártires de nuestra Diócesis de Barbastro-Monzón, como primer paso para llevar a cabo la apertura de este proceso. El anhelo de tantos cristianos y de tantos años deseando este momento venía a hacerse realidad, pues una vez beatificados el Obispo mártir don Florentino, Ceferino, el Pelé, los curetas de Monzón, los 51 claretianos, los 18 monjes benedictinos del Pueyo, los 5 escolapios y las 3 clarisas (cuando se concluya el proceso de su causa) quedaba únicamente iniciar la Causa de los 240 laicos y sacerdotes diocesanos. Se lo debíamos.

Durante estos años vamos vivir un camino envueltos en documentos que recogen los testimonios de sus vidas. Estoy seguro que todo este esfuerzo va a redundar en un derroche de gracia y en un nuevo impulso evangelizador en nuestra diócesis. Los mártires van a hacer fructificar las parroquias donde nacieron, vivieron, ejercieron su ministerio presbiteral o en las que entregaron su vida.

Tú que también eres «parte actora» de esta causa de beatificación, encomiéndate a cualquiera de los 321 mártires de nuestra Diócesis y pídele que vele por nuestros pueblos, nuestras gentes y nuestra familia. Estoy seguro que van a ser semillero de nuevas vocaciones laicales, a la vida consagrada y al sacerdocio. A ellos les confiamos el ardor misionero y martirial de esta Diócesis pobre y humilde pero rebosante de vida en el Señor.

+ Ángel Pérez Pueyo

Obispo de Barbastro-Monzón