Venía escuchando la radío el sábado mientras conducía de vuelta a casa y dieron la noticia sobre le referundum celebrado en Irlanda más o menos en los siguientes términos: "Irlanda, el país más católico de Europa, apuesta por el progreso frente a la influencia de la Iglesia católica". No voy a comentar ahora el resultado del referendum, ni la cuestión de fondo que se preguntaba, sino la apreciación del sesudo periodista que abría la noticia como si se tratara de un referendum sobre la influencia de la Iglesia católica, por un lado, y dando por supuesto que el resultado lleva consigo el progreso, y que eso es incompatible con la Iglesia, por otro.
El verbo progresar lleva consigo la idea de avance, de mejora. Progresa quien consigue algo valioso que antes no tenía. Que algo sea novedoso no quiere decir que sea progreso. En un momento (nefasto por cierto) de la Historia, también la victoria del partido nazi era algo novedoso, y desde luego casi nadie diría que fue progreso. Por otro lado, aunque un determinado hecho suponga un progreso para alguien, no necesariamente puede hablarse de progreso, ya que este concepto se aplica al conjunto de la sociedad, no a intereses particulares: también han progresado mucho los que metieron la mano en las arcas públicas, y casi todos estamos de acuerdo que eso no ha supuesto un progreso para nuestro país.
Digo esto como introducción a lo que estamos aquí juzgando: si la materia del referendum celebrado en Irlanda es realmente un progreso para la sociedad irlandesa y, por consiguiente, si la Iglesia se está oponiendo al progreso o, más bien, lo que hace es advirtir sobre los riesgos de un itinerario social que parece -a vistas superficiales- que no tiene más que ventajas. El tiempo nos lo dirá.
Lo que me parece muy injusto, y hasta ofensivo para quienes escuchamos una radio -y en este caso era la radio pública, que debería guardar neutralidad en estas cuestiones- es que el periodista asimile una institución a una actitud contraria al progreso, cuando se trata precisamente de la institución que más ha hecho en Occidente por traerlo: tanto en lo que se refiere a la ciencia y la cultura, como a la atención y los derechos de las personas. Con sombras, como tiene cualquier empresa formada por personas, la trayectoria histórica de la Iglesia es bastante honrosa, habiendo evitado muchos desastres sociales y fomentado valores que hoy mismo sirven, también a quienes más la critican, para defender sus ideas. Basta ponerse en otros contextos culturales: musulmán, hinduista, budista, sintoista... y ver qué ha pasado en esos entornos con la consideración de la mujer, de las clases más humildes, de los sin tierra...
El verbo progresar lleva consigo la idea de avance, de mejora. Progresa quien consigue algo valioso que antes no tenía. Que algo sea novedoso no quiere decir que sea progreso. En un momento (nefasto por cierto) de la Historia, también la victoria del partido nazi era algo novedoso, y desde luego casi nadie diría que fue progreso. Por otro lado, aunque un determinado hecho suponga un progreso para alguien, no necesariamente puede hablarse de progreso, ya que este concepto se aplica al conjunto de la sociedad, no a intereses particulares: también han progresado mucho los que metieron la mano en las arcas públicas, y casi todos estamos de acuerdo que eso no ha supuesto un progreso para nuestro país.
Digo esto como introducción a lo que estamos aquí juzgando: si la materia del referendum celebrado en Irlanda es realmente un progreso para la sociedad irlandesa y, por consiguiente, si la Iglesia se está oponiendo al progreso o, más bien, lo que hace es advirtir sobre los riesgos de un itinerario social que parece -a vistas superficiales- que no tiene más que ventajas. El tiempo nos lo dirá.
Lo que me parece muy injusto, y hasta ofensivo para quienes escuchamos una radio -y en este caso era la radio pública, que debería guardar neutralidad en estas cuestiones- es que el periodista asimile una institución a una actitud contraria al progreso, cuando se trata precisamente de la institución que más ha hecho en Occidente por traerlo: tanto en lo que se refiere a la ciencia y la cultura, como a la atención y los derechos de las personas. Con sombras, como tiene cualquier empresa formada por personas, la trayectoria histórica de la Iglesia es bastante honrosa, habiendo evitado muchos desastres sociales y fomentado valores que hoy mismo sirven, también a quienes más la critican, para defender sus ideas. Basta ponerse en otros contextos culturales: musulmán, hinduista, budista, sintoista... y ver qué ha pasado en esos entornos con la consideración de la mujer, de las clases más humildes, de los sin tierra...