Lerma, 18 de mayo
Hola, buenos días, hoy Inés nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
LA HORA EXACTA
Estoy comprobando que tengo la negra con los relojes. Yo, que siempre he sido cuidadosa y las cosas me duraban eternamente, llevo una racha…
¿Os acordáis? Hace como un año me pilló un coche el reloj nuevo (sí, ¡dentro del convento!); al siguiente se le rompió la correa y tenía que llevarlo dentro del bolsillo; y, ahora que me ponen correa nueva, va y se me atrasa un montón.
"Será la pila”, pensé. Iba a dar el reloj a la procuradora para que lo enviase a cambiarla, así que me lo quité. Sin embargo, después se me olvidó.
El reloj estuvo unos días sobre la mesa de la celda y, cuál fue mi sorpresa cuando, al cogerlo, veo que está funcionando perfectamente. Me lo puse, pero al poco tiempo comprobé que otra vez se retrasaba mucho. Volví a quitármelo con intención de enviarlo a cambiar la pila y... ¡de nuevo funcionaba fuera de mi muñeca!
Igual alguno de vosotros es relojero y sabe lo que le pasa; aquí está claro que soy yo la que lo altero, porque en mi cajón sigue funcionando puntual. Afortunadamente, me han regalado otro y va bien.
En este "tejemaneje" me he preguntado varias veces que por qué necesitamos medir tan a punto el tiempo. Lo que es un regalo, como vivir y disfrutar de la vida, a menudo está condicionado por un montón de apuros sobre el tiempo.
A veces sueño con la eternidad, cuando no tendremos límites, cuando un continuo presente junto a Cristo, gozando de Él, sea nuestra plenitud definitiva y eterna. Me cuesta mucho imaginarme eso de vivir sin medir el tiempo, ¡pero el Señor me ha hecho ver que también puede ocurrir así en nuestro día! El amor hace que el tiempo desaparezca...
Hoy el reto del amor es que te quites el reloj en algún momento del día: cuando alguien necesite hablar contigo, cuando estés con tu familia... quítate el reloj. Vive, disfruta, ama. Ama sin medir el tiempo. Es posible que, aunque quieras, no puedas dedicarles horas y horas... pero hoy pídele al Señor que te conceda regalarles momentos de calidad. El rato que estés, vuélcate en ellos con cuerpo y alma, sin reservas, sin medidas. Lo importante no es la cantidad, sino la calidad. ¡Lleva el amor de Cristo a los de tu alrededor!
VIVE DE CRISTO
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www.dominicaslerma.es
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