Vimos en nuestro anterior artículo cómo leyendo el Evangelio se ve claro que Cristo es más que un hombre. Entonces… ¿quién es Cristo?
Dice el Evangelio:
“Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.
Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!”. (Jn 20, 26-28)
Santo Tomás no dijo maestro mío, lider mío, amigo mío… sino “Dios mío”. ¡Y Cristo no le reprendió por llamarle “Dios mío” sino por no haberlo creído antes!
En otros pasajes leemos: “El que me ha visto a mi ha visto al Padre” (Jn 14, 9) y también “El Padre y yo somos una sola cosa” (Jn 10, 30)... Es decir, no hay dudas de que Cristo decía de sí mismo que Él es Dios. De hecho, estaba tan claro que los fariseos le quisieron lapidar por blasfemia (Jn 8, 57-59) y en otra ocasión le intentaron despeñar (Lc 4, 28-29).
Pero no están sólo las propias palabras de Cristo acerca de que Él era Dios, sino que el Evangelio está lleno de hechos que lo prueban. Por ejemplo, ¿quién se atrevería (de no ser un loco) a enmendar la Ley de Dios sino Dios mismo?:
“Habéis oído que fue dicho a los antiguos: no matarás. Pues yo os digo…” (Mt 5, 21 y siguientes)
¿Quién se atrevería a perdonar los pecados sino Dios?:
“Al ver Jesús la fe de ellos le dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados”. (Mc 2, 5)
Y qué decir de los milagros ─decenas de milagros─ como por ejemplo el que siguió al pasaje anterior. Al oírle, los fariseos, se escandalizaron de que dijera “tus pecados te son perdonados” pues sólo Dios puede perdonarlos. Y entonces, precisamente para que le creyeran, mandó al paralítico que se levantara, tomara su camilla y se marchara andando. ¡Y así sucedió!
Para terminar hemos dejado la mayor prueba de todas: Su autorresurrección. Pues quién puede devolverse a sí mismo a la vida una vez muerto si no es el mismo que da la vida a todo, el Creador de la vida, Dios.
¿Cabe duda ya de que el Evangelio nos habla a las claras de que Cristo es Dios?
En resumen, según el Evangelio:
- Cristo es más que hombre.
- Es Dios.
Los Tres Mosqueteros