En el mundo de los funcionarios de Prisiones, existía un cuerpo de Capellanes de los centros penitenciarios. Eran personas que obtenían el puesto por oposición e iban buscando destinos conforme superaban las pruebas correspondiente.
El último capellán de la prisión de Jaén, fue don Vicente Luengo de Pablos, sacerdote nacido en Castilla la Vieja, quien anduvo destinado, como capellán, en la prisión que vemos en la fotografía. Edificio hoy desaparecido.
Colaboraba este sacerdote callado, servicial y educado, con la clerecía de la vecina parroquia de Cristo Rey, además de cumplir sus servicios de capellanía dentro del recinto carcelario.
Descanse en paz, don Vicente.
Tomás de la Torre Lendínez