1. Una estantería al alcance de los niños repleeeeeta de cuentos de todo tipo y que puedan coger y guardar ellos mismos, capaz de sustituir a la mejor aplicación de todas las aplicaciones del mundo.
2. Una caja llena de plastilina de todos los colores, moldes, cortadores y lo que se nos ocurra que pueda servir para moldearla durante hooooras.
3. Una caja llena de hojas y más hojas, cuadernitos, lápices de colores, tijeras para niños y pegamento de barra.
4. Un baúl con balones de todos los tamaños o uno con muñecas y sus correspondientes vestidos, biberones...
5. Un cajón con disfraces varios y no necesariamente caros.
6. Esconder el ipad como los medicamentos: fuera de la vista y del alcance de los niños.
7. Muuuucha paciencia. Y asumir que es mejor que esté toda la habitación (eso sí, solo lahabitación) hecha un auténtico desastre (a causa de los trozos de plastilina, los diminutos pedacitos de papel...), pero que nuestros hijos aprendan a entretenerse solos y a gestionar su propio aburrimiento sin necesidad de tener una pantalla delante de los ojos estimulándoles constantemente.
8. Una sola norma muy clara: cuando se quiere empezar con un nuevo juego, hay que recoger el anterior, para no acabar instalados en el caos.
Os prometo que, aunque a veces puede resultar un poco pesado, con esos pocos ingredientes u otros que sepamos que gustan y entretienen a nuestros hijos (que, obviamente, no es necesario comprar todos de golpe, sino ir consiguiendo en cumpleaños, santos, Reyes...), rara vez necesitaremos darles el ipad para jugar.