Lerma, 23 de Abril
Hola, buenos días, hoy Sion nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
DUENDES NOCTURNOS
Ayer nos levantamos de la siesta con el tiempo justo. Fue algo así como saltar de la cama y salir corriendo, porque no llegábamos a nona. Ya no volvimos a aparecer por las celdas hasta la noche. Evidentemente, las camas, que habíamos dejado sin hacer, así seguían.
Israel y yo le dijimos a Lety que la "Brigada Camas Hechas" estaba dispuesta a dar una batida al Noviciado como regalo de última hora. Ella nos dio permiso. Entonces pensamos hacer la cama de Lety y la de Joane, para que durmieran a gusto. Las nuestras... bah, por una noche...
Empezamos por la celda de Lety. Quitamos todas las mantas, estiramos las sábanas... la verdad es que entre dos se hace muy bien las camas.
Cuando llegamos a la celda de Joane, vimos que ya la había estirado, así que no entramos. A partir de ahí, todo fue sorpresa tras sorpresa: Israel fue a apagar los ordenadores... ¡y ya estaban apagados! Yo fui a preparar el café... ¡ya estaba puesto! Y, lo mejor... fuimos a nuestras celdas, ¡y las camas estaban hechas!
Cualquiera diría que habían entrado unos duendecillos la mar de eficaces en el Noviciado... pero la cara de Joane la delataba.
-Pero, ¿cómo es posible que hayas corrido tanto? -le dijimos riéndonos.
-No ibais a haceros vuestras camas, ¿a que no? -respondió ella con un gesto simpático y travieso- Y, ya que estaba... he seguido la ronda.
Así pues, anoche acabamos el día en mitad del pasillo, hechas una piña, riéndonos, dando gracias al Señor y celebrando ser un equipo...
Hoy el reto del amor es sorprender. Es impresionante descubrir cuánto cariño puede haber escondido detrás de los más pequeños detalles: hacer la cama, preparar el café... ¡¡Y Cristo es un detallista extraordinario!! Le encanta mostrar su amor en pequeños gestos... lo malo es que, a veces, lo hace de forma tan delicada, tan suave, que los pasamos por alto...
Hoy te invito a que, en tu oración, le pidas unos ojos nuevos a Cristo, unos ojos capaces de ver sus pequeños detalles, y un corazón agradecido, que salte de alegría con cada uno de ellos. ¡Déjate sorprender! Y, de la mano de Cristo, sorprende tú también a una persona con un pequeño gesto: una flor, la comida que le gusta, un rato tranquilo para charlar... ¡Disfruta de todas las sorpresas! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
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