PRESENTACION
Ramón Llull, en español Raimundo Lulio, conocido en su tiempo como Arabicus Christianus, Doctor Inspiratus o Doctor Illuminatus, es un personaje importantísimo, no solo para la literatura catalana y para el desarrollo de la lengua catalana, sino también históricamente.
Llull fue filósofo, místico, teólogo y misionero, aunque antes de ello fue un personaje de la Corte de Mallorca, con una vida mundana, licenciosa y alegre, previa a sus cinco manifestaciones espirituales.
Llull fue una de las figuras más avanzadas en los campos espiritual, teológico y literario de la Edad Media.
RAMON LLULL
Ramón nació en Palma de Mallorca a finales de 1232, hijo de Ramón Amat Llull y de Isabel d’Erill, miembros de una importante familia de Barcelona.
El Rey Jaime I acababa de conquistar el Reino de Mallorca, uniéndolo a la Corona de Aragón. Un año después de la conquista los padres de Ramón se trasladaron a residir en Mallorca. Su lugar de nacimiento fue determinante para Llull, pues Mallorca era en aquella época una encrucijada de las tres culturas, cristiana, árabe y judía, hasta el punto de que sus doscientas ochenta obras reconocidas fueron escritas inicialmente en catalán y en árabe.
Ramón Llull ingresó en la Corte del Rey de Aragón en calidad de paje de su hijo segundo Jaime, futuro Rey Jaime II de Mallorca. Muy pronto los nobles fueron conscientes de la brillante inteligencia de Ramón y le convirtieron en preceptor del Infante Don Jaime, hijo de Jaime I de Aragón. Su ascenso en la Corte fue meteórico: sucesivamente fue senescal y mayordomo real del Infante Jaime.
Durante sus años en la Corte, Ramón se dedicó a llevar una vida mundana, licenciosa y alegre, disfrutando lujos con gran ostentación y teniendo amoríos con doncellas, e incluso adulterios declarados. Durante este período, la obra de Llull se reduce a canciones de amor, picarescas y divertidas, aptas para ser cantadas por los trovadores. Finalmente en 1257, a los 24 años de edad, Ramón se casó con Blanca Picany, con quien tuvo dos hijos.
SU CAMBIO DE VIDA
Hacia 1267, cuando Ramón contaba con 34 años de edad, su vida sufrió un cambio trascendental. Primero por la impresión que le causó un sermón sobre San Francisco de Asís, y luego por una serie de cinco visiones de Cristo crucificado, en cinco noches consecutivas. La profunda impresión que le causaron estas visiones le llevó a vender sus propiedades y patrimonio, con el fin de adelantar la herencia de su esposa e hijos, a quienes abandonó por sentirse llamado por Dios para predicar en sus caminos.
Ramón se planteó así tres objetivos: convertir a los infieles al cristianismo, escribir libros para difundir ese ideal, y fundar escuelas para enseñar las lenguas de los infieles a lo demás misioneros.
Llull tuvo una etapa de formación teológica y moral durante nueve años en la ciudad de Palma de Mallorca, y además se compró un esclavo musulmán para que le enseñara el idioma árabe. Luego se retiró a una cueva en el Monte Rauda en la Isla de Mallorca, donde se entregó a la meditación y a la contemplación. Por último entró, siendo aún laico, al monasterio cisterciense de La Real, donde los monjes le enseñaron latín, gramática y filosofía, tanto islámica como católica.
SU LABOR MISIONERA
En 1274 el Infante Jaime, antiguo alumno de Llull, le llamó a su castillo de Montpelier en donde, bajo el mecenazgo del príncipe, escribió ‘Ars demostrativa’ (‘El arte demostrativo’), obra que le valió ser recompensado con un dinero que de inmediato invirtió en la construcción del Monasterio de Miramar, en Mallorca. El objetivo de ese Monasterio no era otro más que adiestrar a misioneros para cristianizar a los árabes, por lo cual enseñó a los futuros misioneros técnicas y métodos para poder desautorizar la filosofía islámica, además de aprender el idioma árabe.
La combinación de Ramón Llull en estudios lingüísticos y teológicos para que los misioneros pudieran evangelizar a fieles de otras religiones e idiomas, encantó al Papa Petrus Hispanus, Juan XXI, quien públicamente felicitó a Ramón en 1276. El siguiente Papa, Nicolás IV, escuchó las peticiones de Llull para convocar una nueva cruzada sobre territorios dominados por los musulmanes, pero el pontífice se mostró remiso a ello. Ramón decidió entonces emprender su propia cruzada personal, la cual le llevó a Alemania, Francia, Italia, Tierra Santa, Asia Menor y el Magreb, debido a que le interesaba sobremanera convertir a los musulmanes y a los judíos de esas regiones, por lo cual no dudaba en predicar en las puertas de las mezquitas y las sinagogas, lo que no siempre era bien recibido por los fieles de esos templos.
Durante estos viajes escribió gran cantidad de obras, destinadas principalmente a señalar los errores de los filósofos y teólogos de otras religiones. También intentó fundar nuevos monasterios católicos en las zonas que visitaba.
En 1288 Llull recibió el título de Doctor Magister por la Universidad de París, pero él continuaba con su idea de la cruzada y en la conversión de gente de otras religiones. Debido a ello viajó en 1289 a Roma para someter al Vaticano sus proyectos de reforma de la Iglesia pero, una vez más, nadie le escuchó porque iba también a solicitar financiación para la cruzada que ambicionaba.
Viendo que sus ruegos no obtenían el eco que esperaba, Llull ingresó en 1295 en la orden franciscana, pensando que un monje podría convencer mejor a los prelados que un simple laico. Fue aceptado en la Orden Tercera Franciscana, una de las tres ramas fundadas por San Francisco de Asís, la cual era denominada ‘Hermanos y Hermanas de la Penitencia’.
En 1299 el entonces Rey de Mallorca, Jaime II, autorizó a Llull a predicar en las mezquitas y sinagogas de su reino. Fue la primera vez que pudo cruzar los umbrales de los templos para expresar sus ideas.
Pero Ramón no cesó en sus labores misioneras viajando por la costa sur del Mediterráneo, norte de África, y Oriente Medio. Su papel era cada vez más importante en la Iglesia de aquel momento, llegando incluso a ser convocado en concilios, como en el organizado en 1308 por el Papa Clemente V, donde se trató si correspondía realizar una nueva cruzada, o si los Templarios debían ser ejecutados en la hoguera. La nueva cruzada fue rechazada, pero la propuesta de Llull acerca de nuevos colegios para enseñar a los misioneros el hebreo, árabe y lenguas orientales fue aceptada esta vez.
Ya en 1305 Llull había propuesto su segunda versión de cómo recuperar Tierra Santa mediante el proyecto ‘Rex Bellator’, el cual proponía la unificación de las órdenes militares bajo el poder de un príncipe cristiano. La conquista se llevaría a cabo partiendo de Almería, Granada, Norte de África y Egipto, bajo la protección de una flota. Parece claro el papel que en todo ello habría que jugar el Rey Jaime II de Aragón, quien acababa de conquistar Murcia y que había establecido contactos en Alejandría para los mercaderes de la Corona de Aragón.
EL PROYECTO REX BELLATOR
La caída de los restos del Reino de Jerusalén, San Juan de Acre en 1291 y Arwad en 1302, sacudió las conciencias de muchos cristianos que solo podían explicarse que el desastre fuera debido a causa de pecados o vicios colectivos de la cristiandad, los cuales había de erradicar mediante profundas reformas. El más activo de los tratadistas de esta corriente de reformas fue Ramón Llull, quien elaboró el proyecto ‘Rex Bellator’ para la unificación de las órdenes militares bajo la autoridad de un príncipe, basado en dos textos:
‘Quomodo Terra Sancta recuperari potest’ (Documento 10037 de diciembre de 1292), elaborado bajo la impresión de la caída de Acre. Lo empezó siendo Papa Nicolás IV y lo finalizó estando la Santa Sede vacante. La propuesta principal era la unificación de Templarios, Hospitalarios, Teutónicos y caballeros de las órdenes peninsulares bajo un mando único, y la creación de una escuela para misioneros versados en lenguas orientales.
‘Liber de Fine’ (Documento 10522 de abril del 1305), dedicado al nuevo Papa, que acabaría siendo Clemente V. La coyuntura era la caída de Arwad y la captura del último mariscal del Temple, fray Dalmau de Rocaberti.
La estrategia ahora se concretó: la unificación de las órdenes bajo un Rex Bellator, la expedición por la ruta de Almería, Ceuta, Norte de África hasta Egipto y Jerusalén, apoyada por la flota y con los almogávares como tropa de choque. Se adivina claramente el protagonismo de Jaime de Aragón, quien renunció al matrimonio y a la Corona con el fin de poder vestir el manto blanco con la cruz roja.
Finalmente nada se llevó a cabo, excepto una expedición fracasada de Jaime II sobre Almería.
RAMON LLULL: SU FINAL
En 1307 Llull viajó al Norte de África para continuar predicando, pero enfrentado a un grupo de musulmanes, estuvo a punto de ser lapidado. Deseoso de salir de allí, se dirigió a la ciudad italiana de Pisa, pero el buque que lo transportaba se hundió y Ramón uno de los pocos que sobrevivieron al naufragio, logrando alcanzar la costa italiana después de una dura lucha contra la tempestad.
Su última actividad como misionero fue en Túnez, en el año 1314. A su vuelta hacia Mallorca fue martirizado en el barco por un grupo de árabes, aunque murió en su ciudad natal, Palma de Mallorca, el 29 de junio de 1315, siendo enterrado en el Convento de San Francisco.
CONCLUSION
El personaje de Ramón Llull ha llegado hasta nuestros tiempos. Se le considera como uno de los creadores del catalán literario y uno de los primeros en usar una lengua neolatina para expresar conocimientos filosóficos, científicos y técnicos, además de textos novelísticos. Se le atribuye también la invención de la rosa de los vientos.
Durante el siglo XVI se desarrolló un gran interés por la obra de Ramón Llull dado el reformismo de Felipe II, quien desarrolló un proceso de beatificación y posteriormente uno de canonización que fue interrumpido, pues el mensaje de Llull fue mal visto por las propias autoridades eclesiásticas por el peligro que éste suponía. Y es que Ramón Llull no quería creer por creer, sino que pretendía llegar a comprender, encontrando razones demostrativas de lo que se considera fe o creencia.
Actualmente un nuevo proceso de canonización se encuentra ya avanzado, aunque por el momento está paralizado en el Vaticano, en parte a causa de Nicolau Eimeric (1316-1399), inquisidor de la Corona de Aragón, quien intentó demostrar que Ramón Llull era un hereje.
Pero dejando esto de lado, encontramos también numerosos homenaje a Llull, especialmente en Cataluña, donde hay tres instituciones educativas que llevan su nombre, entre ellas una universidad.
BIBLIOGRAFIA
The Art and Logic of Ramón Llull - Anthony Bonner.
Historia de la filosofía Española - Tomás y Joaquín Carreras Artau.
El pensamiento de Ramón Llull - Miguel Cruz Hernández.
El hombre que demostró el cristianismo - Santiago Mata.
L’Art de Ramón Llull - Josep María Ruiz Simón.
Ramón Llull - Sabastiá Trias Mercant.
Ramón Llull y el secreto de la vida - Amador Vega.