Parece ser que, después del salvaje ataque de un estudiante de 13 años a sus profesores, en un instituto de Barcelona, al barcelonés (de adopción) Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, le ha dado por invitar a todos «a reflexionar qué tipo de sociedad estamos construyendo y qué tipo de valores estamos inculcando a nuestros jóvenes».

Leo en El Mundo que el Ministro ha dicho que el «que se haya podido producir una tragedia de esas características significa que algo está fallando en nuestra sociedad», y que «podríamos extraer algún bien, que es reflexionar todos conjuntamente, sin partidismo, sin electoralismo, sobre los valores que estamos inculcando a nuestros jóvenes».

Pues yo le doy mi reflexión, señor Ministro: la sociedad que ha alimentado en ese muchacho un profundo desprecio por la vida humana de sus semejantes es la misma sociedad en la que un Ministro que se dice católico, que va a beatificaciones y al Vaticano en delegación oficial, que justifica su presencia en la política como un compromiso para defender una cosmovisión del hombre que respeta y valora la dignidad de todo ser humano, que dice militar en un partido por su defensa del humanismo cristiano, y que menta en público a la Virgen, a los santos y a la Iglesia como el que va besando santitos en una capilla de cara al público antes de irse de putas cuando nadie mire, luego vota en el Congreso a favor de que el aborto sea ratificado como un derecho en nuestras leyes.

Señor Ministro: si quiere saber quién construye una sociedad que desprecia la vida humana, y sobre todo la vida humana más inocente, no mire a las cámaras con expresión angelical y moralista: mire en su propio grupo parlamentario. Empezando por su propio escaño.

Qué asco.

José Antonio Méndez