Una fotografía de mártires
La Postulación conservaba una fotografía del beato Saturnino Ortega, arcipreste de Talavera de la Reina, que sufrió el martirio en la madrugada del 6 de agosto de 1936. Junto a él, nuestro protagonista (de pie, el tercero por la derecha). Se puede ver al final del artículo. De todo, lo más emocionante es poder leer la noticia completa (incluso aludiendo a la fotografía) publicado el 2 de noviembre de 1933 en El Castellano:
Una brillante fiesta de la Juventud Católica
El pasado domingo, y con inusitado entusiasmo, celebró la Juventud católica de esta ciudad (Talavera de la Reina) la festividad de su titular San Vicente, mártir de Talavera; fue un día de júbilo para la juventud, que marca una etapa gloriosa del Centro de Talavera.
Por la mañana, a las ocho, en la Colegiata se celebró una misa de comunión general, en la que ofició el consiliario, don Manuel de los Ríos Martín-Rueda; todos los individuos de la Juventud Católica y algunos veteranos, se acercaron a la sagrada Mesa. Entre unos y otros, se repartieron unas 250 comuniones. Después se verificó la imposición de distintivos.
En la fraternal camaradería, se reunieron después todos a desayunar en los locales de la Juventud; presidieron la mesa, con el arcipreste don Saturnino Ortega, el consiliario señor de los Ríos, el delegado del Consejo Central, señor Pajarón, el presidente del Centro de Talavera don Antonio F. Mora y las jóvenes que habían bordado la nueva bandera.
Llega el señor obispo
Poco antes de las diez, llegó a Talavera el excelentísimo señor obispo titular de Aretusa, auxiliar de este Arzobispado[1], acompañado de su familiar señor Gutiérrez Criado. Le esperaban en la plazuela cercana a los locales de la Juventud, todos los miembros de ésta que recibieron a S.E. con una cariñosa salva de aplausos.
Inmediatamente se trasladó a la Colegiata.
Bendición de la bandera
Revestido el señor obispo de pontifical, procedió a bendecir la nueva enseña del Centro de Talavera; realzando su belleza con la clásica mantilla española, avanzó, portando la enseña, su madrina Teresita Martín F. Mazuecos. Verificada la ceremonia, y después del juramento que hicieron todos los jóvenes católicos, el señor obispo les dirigió breves palabras, recordándoles el lema de la Juventud: piedad, estudio, acción, glosando cada uno de estos conceptos, en párrafos llenos de doctrina.
Acto seguido se verificó por los claustros, la procesión con las imágenes y reliquias de los Santos Mártires de Talavera, Vicente, Sabina y Cristeta, al tiempo que los jóvenes entonaban el himno de la Juventud Católica. Mientras el juramento de la bandera, habían cantado el “Credo” de la misa de Angelis, himno de la Asamblea.
La Misa
Después se celebró la solemne misa, a la que asistió de medio pontifical su excelencia, el señor obispo de Aretusa. Ofició el señor arcipreste, don Saturnino Ortega, y ocupó la sagrada cátedra el presbítero don Manuel de los Ríos Martín-Rueda, consiliario de la Juventud, que pronunció una breve pero interesantísima plática, poniendo como ejemplo a los jóvenes católicos, talaveranos, el de los Santos Mártires, paisanos nuestros, que en plena juventud sufrieron el martirio por confesar a Cristo. Al final, el señor obispo dio la bendición.
La Schola cantorum de la Juventud Católica, dirigida por el maestro Rubalcaba, interpretó la Misa a tres voces de hombre de Perossi, y al final el himno de la Juventud Católica.
Entronización
Los actos de la mañana terminaron con la entronización del Sagrado Corazón de Jesús en los locales del Centro; la preciosa talla adquirida a estos efectos lo fue por suscripción entre los mismos jóvenes. El señor obispo bendijo la imagen, e hizo el acto de consagración el presidente señor F. Mora.
El señor obispo pronunció breves palabras acerca de la significación del acto; dijo que debemos tomar a Cristo como Rey, como amigo y como modelo, deteniéndose a considerar elocuentísimamente cada uno de estos aspectos. El señor obispo fue extensamente ovacionado.
Después, en el patio de la Fundación San Prudencio, se hicieron diversas fotografías.
Velada teatral
Por la tarde, en la Fundación Santander, se celebró una veladita teatral, que estuvo concurridísima; varios jóvenes interpretaron el sainete “El Detective Mantecón” y algunos números musicales. Pronunciaron breves palabras de adhesión a los actos celebrado el presidente de la Juventud Católica de Toledo, y el tesorero del Consejo Central, señor Pajarón.
Pedro Jiménez de Castro leyó una bellísima poesía titulada “Los nuevos cruzados”, que fue justamente aplaudida; y Miguel del Olmo hizo algunos intermedios con sus hilarantes ocurrencias. Eduardo Verdugo recitó una composición de Rubén Darío. Todos fueron muy aplaudidos.
El señor obispo
Después de almorzar el señor obispo en la Fundación Santander, salió para Toledo, donde había de asistir por la tarde a diversos actos con motivo de la festividad de Cristo Rey.
Como hemos dicho, por el Consejo Central de J.C. acudió a los actos organizados, el tesorero, señor Pajarón; y de Toledo, el presidente, señor Ricas; el sacerdote, don Acacio Marqueño, y los señores Lancha, Lago y otros muchos, cuyos nombres sentimos no recordar.
La bandera
La preciosa enseña que fue bendita el domingo, es del tipo reglamentario para la Juventud Católica; está bordada en raso blanco, con la cruz de la J.C. en verde. Las chicas talaveranas que han hecho ese primor, han sido: Teresa Martín F. Mazuecos, Clotilde Torres, Mercedes Rubalcaba, Lola Martín, Concha Castro, Carmen Sánchez.
La Postulación conservaba una fotografía del beato Saturnino Ortega, arcipreste de Talavera de la Reina, que sufrió el martirio en la madrugada del 6 de agosto de 1936. Junto a él, nuestro protagonista (de pie, el tercero por la derecha). Se puede ver al final del artículo. De todo, lo más emocionante es poder leer la noticia completa (incluso aludiendo a la fotografía) publicado el 2 de noviembre de 1933 en El Castellano:
Una brillante fiesta de la Juventud Católica
El pasado domingo, y con inusitado entusiasmo, celebró la Juventud católica de esta ciudad (Talavera de la Reina) la festividad de su titular San Vicente, mártir de Talavera; fue un día de júbilo para la juventud, que marca una etapa gloriosa del Centro de Talavera.
Por la mañana, a las ocho, en la Colegiata se celebró una misa de comunión general, en la que ofició el consiliario, don Manuel de los Ríos Martín-Rueda; todos los individuos de la Juventud Católica y algunos veteranos, se acercaron a la sagrada Mesa. Entre unos y otros, se repartieron unas 250 comuniones. Después se verificó la imposición de distintivos.
En la fraternal camaradería, se reunieron después todos a desayunar en los locales de la Juventud; presidieron la mesa, con el arcipreste don Saturnino Ortega, el consiliario señor de los Ríos, el delegado del Consejo Central, señor Pajarón, el presidente del Centro de Talavera don Antonio F. Mora y las jóvenes que habían bordado la nueva bandera.
Llega el señor obispo
Poco antes de las diez, llegó a Talavera el excelentísimo señor obispo titular de Aretusa, auxiliar de este Arzobispado[1], acompañado de su familiar señor Gutiérrez Criado. Le esperaban en la plazuela cercana a los locales de la Juventud, todos los miembros de ésta que recibieron a S.E. con una cariñosa salva de aplausos.
Inmediatamente se trasladó a la Colegiata.
Bendición de la bandera
Revestido el señor obispo de pontifical, procedió a bendecir la nueva enseña del Centro de Talavera; realzando su belleza con la clásica mantilla española, avanzó, portando la enseña, su madrina Teresita Martín F. Mazuecos. Verificada la ceremonia, y después del juramento que hicieron todos los jóvenes católicos, el señor obispo les dirigió breves palabras, recordándoles el lema de la Juventud: piedad, estudio, acción, glosando cada uno de estos conceptos, en párrafos llenos de doctrina.
Acto seguido se verificó por los claustros, la procesión con las imágenes y reliquias de los Santos Mártires de Talavera, Vicente, Sabina y Cristeta, al tiempo que los jóvenes entonaban el himno de la Juventud Católica. Mientras el juramento de la bandera, habían cantado el “Credo” de la misa de Angelis, himno de la Asamblea.
La Misa
Después se celebró la solemne misa, a la que asistió de medio pontifical su excelencia, el señor obispo de Aretusa. Ofició el señor arcipreste, don Saturnino Ortega, y ocupó la sagrada cátedra el presbítero don Manuel de los Ríos Martín-Rueda, consiliario de la Juventud, que pronunció una breve pero interesantísima plática, poniendo como ejemplo a los jóvenes católicos, talaveranos, el de los Santos Mártires, paisanos nuestros, que en plena juventud sufrieron el martirio por confesar a Cristo. Al final, el señor obispo dio la bendición.
La Schola cantorum de la Juventud Católica, dirigida por el maestro Rubalcaba, interpretó la Misa a tres voces de hombre de Perossi, y al final el himno de la Juventud Católica.
Entronización
Los actos de la mañana terminaron con la entronización del Sagrado Corazón de Jesús en los locales del Centro; la preciosa talla adquirida a estos efectos lo fue por suscripción entre los mismos jóvenes. El señor obispo bendijo la imagen, e hizo el acto de consagración el presidente señor F. Mora.
El señor obispo pronunció breves palabras acerca de la significación del acto; dijo que debemos tomar a Cristo como Rey, como amigo y como modelo, deteniéndose a considerar elocuentísimamente cada uno de estos aspectos. El señor obispo fue extensamente ovacionado.
Después, en el patio de la Fundación San Prudencio, se hicieron diversas fotografías.
Velada teatral
Por la tarde, en la Fundación Santander, se celebró una veladita teatral, que estuvo concurridísima; varios jóvenes interpretaron el sainete “El Detective Mantecón” y algunos números musicales. Pronunciaron breves palabras de adhesión a los actos celebrado el presidente de la Juventud Católica de Toledo, y el tesorero del Consejo Central, señor Pajarón.
Pedro Jiménez de Castro leyó una bellísima poesía titulada “Los nuevos cruzados”, que fue justamente aplaudida; y Miguel del Olmo hizo algunos intermedios con sus hilarantes ocurrencias. Eduardo Verdugo recitó una composición de Rubén Darío. Todos fueron muy aplaudidos.
El señor obispo
Después de almorzar el señor obispo en la Fundación Santander, salió para Toledo, donde había de asistir por la tarde a diversos actos con motivo de la festividad de Cristo Rey.
Como hemos dicho, por el Consejo Central de J.C. acudió a los actos organizados, el tesorero, señor Pajarón; y de Toledo, el presidente, señor Ricas; el sacerdote, don Acacio Marqueño, y los señores Lancha, Lago y otros muchos, cuyos nombres sentimos no recordar.
La bandera
La preciosa enseña que fue bendita el domingo, es del tipo reglamentario para la Juventud Católica; está bordada en raso blanco, con la cruz de la J.C. en verde. Las chicas talaveranas que han hecho ese primor, han sido: Teresa Martín F. Mazuecos, Clotilde Torres, Mercedes Rubalcaba, Lola Martín, Concha Castro, Carmen Sánchez.
[1] Desde octubre de 1928, el cardenal Pedro Segura y Saénz, pudo disponer de un obispo auxiliar en la persona de monseñor Feliciano Rocha y Pizarro porque, por aquel entonces, desempeñaba el oficio de Deán de la catedral de Coria (Cáceres), y los de Provisor y Vicario General de ese mismo Obispado (José Ramón SÁNCHEZ-CID, El seminario conciliar de San Ildefonso de Toledo: cien años de historia, Toledo 1991, página 70). Consagrado obispo el 17 de marzo de 1929, fue auxiliar de la diócesis primada, hasta que, el 28 de enero de 1935, fue nombrado obispo de Plasencia.