La Cabeza y Madre de todas las Iglesias
Este título lo ostenta la Basílica de San Giovanni in Laterano o San Juan de Letrán, la cual está ubicada en Roma y considerada como la más antigua del mundo. Su monumentalidad y magnitud son incomparables. Las pilastras que enmarcan su fachada son tan inmensas que si nos colocamos bajo una de ellas sólo seremos un pequeño punto bajo su gran altura y fortaleza.
La Basílica, con orígenes en el siglo II, tiene un claustro con jardines y arquerías y un palacio, el de Letrán. La Basílica de San Juan de Letrán es de estilo barroco y fue reconstruida por Barromini en el siglo XVI, aún cuando sigue conservando muchos de sus elementos originales. La Basílica tiene dos capillas, una dedicada a San Juan Bautista y la otra a San Juan Evangelista.
Pero frente a la Basílica de San Juan de Letrán se encuentra una escalera de mármol de un valor muy especial, objeto de total veneración.
La Escalera de Jesús
La Scala Santa o Santa Escalera consta de 28 peldaños de mármol de Tiro, y fue mandada traer desde el palacio de Poncio Pilato en Jerusalén por la madre del emperador Constantino I, Santa Elena, en el año 326 de nuestra era. Fue mandada instalar a finales del siglo XVI por el Papa Sixto V entre los años 1586 al 1589.
Esta escalera es por la que Jesús de Nazaret subió el Viernes Santo al Palacio de Pilato para ser juzgado, lo cual hizo que se la considerara un icono de veneración, reconocido por muchos como el lugar más santo de Roma y del mundo. Es el acceso al Sancta Sanctórum que contiene la imagen del Santísimo Salvatore Acheiropoieton, o sea, el Santísimo Salvador ‘no pintado por mano humana’, la cual en ciertas ocasiones solía ser sacada en procesión. Dicha reliquia se encuentra tras un cristal blindado en la capilla de San Lorenzo in Palatio, en la Iglesia de Salvatore della Scala Santa en el complejo lateranense.
Junto a la base de la Santa Escalera se encuentran dos esculturas alegóricas de la Pasión de Cristo, las cuales representan a Jesús ante Pilato y también la del beso de Judas. En 1853 la Santa Escalera y el convento adyacente fueron confiados a los Padres Pasionistas por el Papa Pío IX.
Desde 1723 dicha Escalera Santa, inicialmente de mármol, está recubierta de madera de nogal con el fin de protegerla del desgaste producido por la continua subida de las personas que la visitan, quienes por tradición, la suben de rodillas mientras rezan una jaculatoria especial en cada peldaño, en señal de recogimiento y oración.
En la misma Escalera, en espacios protegidos por cristal, pueden apreciarse unas manchas oscuras que, al parecer, eran restos de sangre de las heridas de Jesucristo.
La Santa Escalera fue incluida por la Unesco en 1980 en la lista del Patrimonio de la Humanidad, con el número de identificación 91-003.1