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Nació en Barcelona (España), el 20 de abril de 1918
P. DANIEL MARIA AGACINO MACPHERSON, S.J.
· Entró en la Compañía el 20 de octubre de 1934, a los 16 años, en el Noviciado de Tournay (Bélgica) de la entonces antigua Provincia de Castilla, desterrada -como las demás Provincias jesuíticas - de España, por la 2ablica Española. Repú
· Tuvo un solo hermano (Eugenio), dos años mayor, muerto heroicamente en la guerra civil española, después de haber sido torturado en las cárceles comunistas. Las últimas palabras de este joven fueron, para gran consuelo de su madre, que le asistía y temía que muriera con odio y sin perdonar a sus verdugos:" Mamá, morir por Dios y por España, no es morir; ¡Viva Cristo Rey!"
· Su padre fue marino, lo mismo que otro de sus tíos y que su abuelo paternos. Todos ellos dejaron en la Marina Española reconocido recuerdo de fidelidad y servicio a la Patria.
· Su madre profesó religiosa en la Orden de la Visitación de Santa María (Salesas), con el nombre de Juana Francisca, después de algunos años de haber quedado viuda y de haber fallecido su hijo Eugenio, con el que vivía. Murió a los 80 años, habiendo dejado un edificante ejemplo de virtud.
· Para el P. Agacino, estos recuerdos - de manera especial, el de su madre religiosa - han sido siempre fuente de particular consuelo y de abundantes gracias de Dios, de las que se siente incapaz de agradecer como se merecen. Especialmente recuerda la emoción de su primera Misa, celebrada en la Iglesia del Monasterio de su madre.
· Desde el Noviciado, fomentó en sí y en los demás, una sincera devoción al Corazón de Jesús, y a ella y a las singulares gracias prometidas por el Sagrado Corazón a sus devotos y apóstoles, atribuye los beneficios recibidos y la ayuda espiritual que reconoce haber recibido en sus ministerios.
· Fue ordenado sacerdote el 30 de junio de 1950, y pronunció sus últimos votos en la Compañía el 2 de febrero de 1953.
· Entre los destinos que el Padre ha tenido: dos Residencias, Burgos (1953-55); y Valladolid (1955-78) y, a partir de 1978, la entonces Viceprovincia del Uruguay: la comunidad de San José de Mayo, y luego la comunidad Sagrada Familia en Montevideo.
· Su dedicación principal han sido los Ejercicios Espirituales y la predicación, en general y en Misiones populares. Durante nueve años, estuvo dedicado a la promoción del Apostolado de la Oración, integrando el Equipo Nacional. Otros nueve años trabajó en el grupo español del Movimiento por un Mundo Mejor, establecido - como otros en diversos países - a raíz de la terminación del Vaticano II. De esta época, guarda gratísimo recuerdo, porque constituyó para él una experiencia singular y tal vez irrepetible, de intensa vida y actividad compartida con compañeros de distintas procedencias (sacerdotes, religiosos y seglares), dedicados, a la luz de la teología del Con-cilio y de sus novísimas orientaciones pastorales, a promover la renovación comunitaria en la Iglesia.
· El P. Agacino confiesa que ha vivido feliz en la Compañía, sinceramente agradecido a sus Superiores y compañeros, y que a la Compañía de Jesús debe todo cuanto tiene de formación espiritual y humana. Jamás ha dudado un instante de que Dios le llamó a ser jesuita, y piensa que esta gracia se la debe a las continuas oraciones de su madre, que se ofreció generosa al Señor.