Muchos de Vds. no lo sabrán porque se trata de una devoción bastante moderna, pero de la misma manera en que durante la cuaresma que precede a la Pascua de resurrección los cristianos acostumbran a realizar el Via Crucis (o viacrucis, como recomienda escribirlo la Real Academia Española) de inspiración franciscana, durante la cuaresma que sigue a la misma, o lo que es lo mismo, durante los cuarenta días que según San Lucas (ver Hch. 1, 3), Jesús permaneció entre los suyos antes de ascender a los cielos, se reza el llamado Via Lucis (o vialucis, según con toda lógica, debería recomendar escribirlo la misma Academia): via crucis, camino de la cruz, via lucis, camino de la luz.
 
            La nueva devoción, que empieza donde termina el viacrucis, pretende fomentar la meditación sobre la resurrección de Jesucristo y su presencia en la tierra antes de ascender definitivamente al cielo, a partir de los hechos registrados en los evangelios y en los Hechos de los Apóstoles. Inspirado en el viacrucis, está igualmente dividido en catorce estaciones que incluyen una lectura de la Escritura, una meditación, y una oración, bajo el formato de procesión acompañada o no de cánticos.
 
            El vialucis es idea del sacerdote italiano Sabino Palumbieri, el cual lo celebró por primera vez en 1990. Nacido en Lavello en 1934, Palumberi es profesor de antropología en la Universidad Pontificia Salesiana, prolífico escritor, y fundador del movimiento Testimoni della risurrezione verso il Due­mila.
 
            En diciembre de 2001, la Santa Sede, en un Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, realiza su primera referencia explícita a la nueva devoción, refiriéndose a ella en estos términos:
 
            “Un piadoso ejercicio del llamado “vialucis” se ha desarrollado y extendido a muchas regiones en los últimos años. Siguiendo el modelo del viacrucis, los fieles meditan sobre las diversas apariciones de Jesús -de su Resurrección a su Ascensión- en las que muestra su gloria a los discípulos que esperaban la venida del Espíritu Santo […]
            El Vialucis es potencialmente una excelente pedagogía de la fe, ya que “per crucem ad lucem” [a través de la cruz (uno viene) a la luz] […Y es] un estímulo potencial para la restauración de una “cultura de la vida”, que está abierta a la esperanza y la certeza que ofrece la fe, en una sociedad que a menudo se caracteriza por una “cultura de la muerte”, la desesperación y el nihilismo”.
 
            Aunque actualmente no exista una lista definitivamente acordada de sus estaciones, sí existe general consenso en que al modo del viacrucis sean catorce, registrándose un cierto acuerdo en las siguientes:
 
            1ª. Jesús resucita y conquista la vida verdadera (Mt 28: 5-6).
            2ª. Dos mujeres seguidoras de Cristo encuentran su sepulcro vacío. (Jn 20: 1-8).
            3ª. Jesús resucitado se aparece a María Magdalena (Jn 20: 1418).
            4ª. Jesús se aparece en el camino a Emmaus (Lc 24: 10-30).
            5ª. Reconocen a Jesús resucitado al partir el pan (Lc 24: 30-35).
            6ª. Jesús resucitado se aparece a los discípulos en Jerusalén (Lc 24: 36-40).
            7ª. Jesús resucitado da a los discípulos su paz y el poder de perdonar pecados (Jn 20: 19-23).
            8ª. Jesús resucitado refuerza la fe de Tomás. (Jn 20: 24-29).
            9ª. Jesús se aparece en el mar de Tiberíades (Jn 21: 112).
            10ª. San Pedro le reitera su amor a Jesús. (Jn 21:1519).
            11ª. Jesús resucitado envía a los discípulos (Mt 28: 19-20).
            12ª. La Ascensión de Jesús (Lc. 24:50-53).
            13ª. María y los discípulos esperan en oración la venida del Espíritu Santo (Hch 1: 1214).
            14ª. La venida del Espíritu Santo, llamada Pentecostés (Hc. 2: 113).
 
            Una lista a la que me permito realizar una pequeña aportación: reunir las dos últimas estaciones en una y añadir la aparición a los quinientos discípulos que cita Pablo en su Primera Carta a los Corintios (1Co. 15, 6), la cual da para jugosas reflexiones. Y en la que, por demás, descolla una diferencia importante con el viacrucis tradicional, y es que, a diferencia de éste, el vialucis sólo está compuesto de episodios estrictamente canónicos (doce de ellos evangélicos y dos provenientes de los Hechos de los Apóstoles), mientras que el viacrucis recoge varios eventos extracanónicos procedentes de la más consolidada tradición cristiana sobre la Pasión. Así por ejemplo, la tercera estación (Jesús cae por primera vez), la cuarta (Jesús encuentra a su madre María), la sexta (Verónica limpia el rostro de Jesús), la séptima (Jesús cae por segunda vez) y la novena (Jesús cae por tercera vez), bien que la reforma llevada a cabo por Juan Pablo II en 1991 las eliminara sustituyéndolas por otras que eran todas evangélicas.
 
            Y bien amigos, esto es todo por hoy. Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos. Y si quieren practicar el vialucis, existen sin duda muchas iglesias en las que Vds. podrán hacerlo. Consulten a su párroco.
 
 
            Dedicado al P. Pedro Manzano, párroco de San Ireneo, en Madrid, de cuya boca oí por primera vez la existencia de esta devoción.
 
 
            ©L.A.
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