Año del Señor 2018
22 de diciembre
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
NUNCA TIRES LA TOALLA
Ya se acercan estos días tan especiales de la Navidad. Y la verdad es que a las monjas también nos gusta tener detalles unas con otras. Así que, en previsión, ayer me puse a intentar preparar una sorpresa para mis hermanas.
La idea era pirograbar una imagen de María sobre unas tablas de madera. Me puse a ello muy entusiasmada, y, con eso de la sorpresa, intenté poner todos los medios para que nadie se percatara. Pero resultó que la “sorpresa” me la llevé yo.
Porque, de pronto, todo comenzó a ir mal: la madera tenía muchas vetas, que me impedían manejar bien la herramienta. Para ver si se arreglaba, cogí un grabador manual (otra técnica que, en lugar de quemar, marca), y luego con las gubias intenté trazar las líneas... ¡cada paso era peor que el anterior! ¡Uff, qué frustración!
Abandonando la tarea, me bajé cabizbaja a la capilla, pero por el camino me encontré con Lety, que al vuelo notó que me sucedía algo, y me preguntó. Al final, dejando atrás la sorpresa, se lo terminé compartiendo. Ella me pidió verlo, y se lo enseñé...
-Pero si está muy bonito. Lo único que te ha pasado es que no has tenido paciencia de continuar con la misma técnica, de intentarlo hasta el final.
Y me animó a volver a retomar el trabajo, a no tirar la toalla.
Me dejó asombrada, porque era verdad. Después, en la oración recordaba una frase que dice que ‘Cuando un niño está aprendiendo a andar y se cae 50 veces, nunca se dice así mismo: “Esto no es para mí, nunca lo lograré”’. Y, sin embargo, cuando somos mayores... ¿cuántas veces nos asalta la frustración, el pensar que no podemos?
Pero el Señor me regaló ver dónde estaba la clave. La clave para que un niño no se rinda y aprenda a caminar es que no comienza a caminar solo, sino que se apoya y se deja estimular por el apoyo de sus papás.
Esta es la clave también de nuestras frustraciones: nunca vivirlas solos, compartirlas con las personas que Cristo nos ha puesto para caminar, porque ellos siempre nos pueden dar otra visión que nos ayudará a levantarnos y a emprender de nuevo el camino.
Hoy el reto del amor es no rendirse y compartir. No lo tragues solo, compártelo con esa persona, dale la mano a Cristo y vuelve a intentarlo. Y recuerda que Cristo te está entrenando, Él quiere capacitarte para que tú también puedas ser apoyo para otros.
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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