Introducción
En la tradición judeo-cristiana el Diluvio se narra en el libro del Génesis 7:2, donde se cuenta como Noé construyó un arca en la que salvó a su familia gracias a la advertencia de Dios sobre el castigo que Él iba a enviar al mundo. También Noé tomo varias parejas de animales, macho y hembra de cada especie, siendo los únicos supervivientes en todo el mundo.
La expresión ‘Diluvio Universal’ también se utiliza para referirse a la creencia de un gran diluvio que afectó al planeta en la antigüedad. La aceptación de esta historia bíblica como real varía entre diferentes grupos, desde aquellos que aceptan toda la historia literalmente y los que la ven como una alegoría, pasando por quienes piensan que puede existir alguna base histórica que diese origen al Diluvio.
También Jesús mencionó el suceso del Diluvio a sus apóstoles, con el fin de que extrajeran una lección para el futuro. Un ejemplo de ello está en la siguiente lectura bíblica: ‘Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en los días que precedieron al Diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que Noé entró en el Arca’ (Mateo 24:37-39). Dios mismo lo cita en Isaías: ‘Será para mí como en tiempos de Noé: como juré que no pasarían las aguas de Noé más sobre la tierra, así he jurado que no me irritaré más contra ti ni te amenazaré’ (Isaías 54:9).
Las fuentes del texto bíblico
Según la hipótesis documentaria, los cinco libros del Pentateuco fueron editados conjuntamente en el siglo V a.C. de cuatro fuentes independientes. La narración del Arca se cree que fue hecha a partir de la fuente sacerdotal, o sea, una obra de autores sacerdotes durante el período del destierro (siglos VI y V a.C.), y también de la fuentes Yahvista. Esta última es la más antigua de las dos y es mucho más simple que la historia sacerdotal. Dios envió su Diluvio durante cuarenta días, y Noé erigió un altar e hizo sacrificios, pero no menciona ningún pacto entre Yahvé y Noé.
El material de la fuente sacerdotal contiene muchos más detalles que la yahvista, y también menciona el pacto entre Yahvé Sabaoth y Noé detallado en Génesis 9:1-17, el cual introdujo el método judío del ritual del sacrificio. Como la fuente yahvista, el autor del texto sacerdotal, que se supone fue un miembro del sacerdocio aaronita, habría tenido acceso a los textos y tradiciones antiguas, los cuales actualmente se encuentran perdidos.
El tema de la historia del Arca, de la ira de Yahvé Elohim por culpa de la maldad del hombre, su decisión de provocar una terrible venganza y su posterior arrepentimiento, son típicos del autor o autores yahvistas, quienes tratan a Dios como una figura humana que aparece en persona en la narración bíblica. En contraste, la fuente sacerdotal normalmente presenta a Dios como distante e inaccesible, excepto a través del sacerdocio aaronita.
El Diluvio en el poema de Gilgamesh
Muchos expertos en la materia coinciden en que la versión del Diluvio recogida en el libros del Génesis se basaría directamente en los textos del siglo XIV a.C. de la literatura de Mesopotamia, conocidos como ‘la historia de Uta-na-pistim’, el nombre mesopotámico de Noé, que se encuentra en ‘el poema de Gilgamesh’, ya que se observa una relación obvia al comparar los pasajes que hablan de Uta-na-pistim con los del Diluvio judeo-cristiano, en ocasiones hasta de forma textual, teniendo en cuenta que los pueblos hebreos en su mayoría tuvieron algún tipo de contacto con Mesopotamia y con su cultura. Lo mismo podemos ver en un relato de origen acadio titulado ‘Atrahasis’, el cual es un poema épico que relata desde la creación hasta el Diluvio,
El Diluvio en otros textos judeo-cristianos
En otros textos judeo-cristianos considerados apócrifos, como por ejemplo ‘El libro de Enoc’, se muestra que la historia del Diluvio no sólo fue un castigo hacia los hombres que obraron mal, sino principalmente en contra de un grupo de gigantes llamados ‘nefilim’. Estos seres, de acuerdo a estos textos, habrían sido los causantes de un gran daño y desequilibrio entre los hombres, por lo que Dios habría decidido castigarle y limpiar la tierra del mal producido por ellos, mandando el Diluvio.
De esta forma se unirían las historias de estos seres mencionados en Génesis 6:4-9 con el Diluvio, que comienza en Génesis 7:1. Esta versión del Diluvio bíblico se vería apoyada por un pasaje de la Biblia en el libro de la Sabiduría que cuenta en su comienzo, cuando murieron los gigantes nefilim, la esperanza del mundo se refugió en una balsa, el Arca, y en ella estaba la semilla de la nueva humanidad: ‘También al principio, mientras tras los soberbios gigantes perecían, se refugió en una barquichuela la esperanza del mundo y, guiada por tu mano, dejó al mundo semilla de una nueva generación’ (Sabiduría 14:6).
Estudio científico sobre el Diluvio
Aunque muchas de las opiniones referentes al Diluvio bíblico-mesopotámico se inclinen a pensar que tiene un origen mítico, el estudio científico no está totalmente de acuerdo en que todos los aspectos son reales. En este sentido los registros caldeos y bíblicos son los únicos registros que especifican lugares y períodos que se pueden utilizar para un análisis científico. Un ejemplo de ello es que, según la historia descrita en la Biblia, la zona donde se posó el Arca de Noé habría sido la región montañosa de Urartu, en la actual Armenia y Anatolia. Pero según el relato caldeo se habría posado en el Monte Nisir, en la cordillera de los montes Zargos que, según la tradición cristiana posterior, se convirtió en el Monte Ararat.
Sin embargo, la mayoría de científicos no creen que haya ocurrido un diluvio o inundación mundial que haya abarcado todo el planeta. Algunos de ellos teorizan sobre una gran inundación o diluvio en el pasado, pero ocurrido sólo en una zona geográfica específica del planeta. Debido a ello hay varias hipótesis que, en efecto, indican que en un período temprano de la existencia del ser humano, sucedió posiblemente alguna clase de catástrofe natural que se puede asociar con una inundación o diluvio que, aunque no abarcó todo el planeta, sí pudo haber sido el origen de la historia del Diluvio bíblico.
Se ha teorizado también que el Diluvio pudo ser en realidad un tsunami mediterráneo producido por el estallido del volcán Etna, en la ribera occidental de Sicilia. Una investigación publicada en 2006 sugiere que este hecho ocurrió alrededor del año 6,000 a.C. y causó un enorme tsunami que impactó en varios lugares del Mar Mediterráneo oriental, como lo ocurrido en la zona israelita de Atlit Yam, que hoy en día se encuentra sumergida bajo el nivel del mar.
Por otro lado se sugiere que la historia del Diluvio estaría relacionada con la teoría de la catástrofe de Toba, en la isla indonesia de Sumatra, cuando un enorme volcán entró en erupción. La transmisión oral de esa catástrofe natural y de las consecuencias derivadas de ella, explicarían por qué la historia del Diluvio Universal es común a diversas culturas a lo largo del mundo entero.
La historia del Diluvio en otras culturas
Las historias sobre un Diluvio bíblico no son las únicas sobre este tema, ya que existen otras historias sobre diluvios en otras culturas del mundo. Seguidamente se describirán algunas de ellas de manera resumida.
Hindú: En las escrituras védicas de la India encontramos a un rey llamado Suayambhuva Manu, que fue advertido acerca del diluvio por una encarnación de Visnú en forma de un gigantesco pez, el cual arrastró el barco de Manu y le salvó de la destrucción.
El diluvio hindú fue completamente devastador, ya que el agua no provenía de las nubes, sino que se trataba del desbordamiento del Mar Mediterráneo que inundó el área ahora ocupada por el Mar Negro, forzando a los supervivientes de la zona este del Mar Negro a emigrar.
Griega: La mitología griega relata la historia de un gran diluvio producido por Zeus, quien había decidido poner fin a la existencia humana por haber aceptado el fuego que Prometeo había robado del Monte Olimpo. El hijo de Prometeo, Deucalión, junto a su esposa Pirra, fueron los únicos supervivientes. Prometeo le dijo a su hijo que construyera una embarcación para poder sobrevivir.
Al terminar el diluvio, el arca de Deucalión se posó sobre el Monte Parnaso, junto al oráculo de Temis. La diosa les dijo que salieran del templo y que arrojaran piedras, las cuales al ser arrojadas por Deucalión se convirtieron en hombres, y las arrojadas por Pirra en mujeres, con lo cual el mundo volvió a ser habitado.
Mapuche: El pueblo mapuche, localizado en la Patagonia (Argentina y Chile) cuenta entre sus mitos con la leyenda del diluvio, el cual reviste cierta analogía con el Diluvio bíblico.
Un día los mapuches fueron advertidos por la culebra amiga Treng Treng Vilu que la culebra enemiga, Caicai Vilu, les preparaba un exterminio mediante una terrible subida del nivel del mar, y les instó a refugiarse en el cerro sagrado en el que ella habitaba, donde unos solos concurrieron. Ya producida la inundación y a medida en que las aguas subían, la culebra amiga elevaba el cerro hasta acercarse al sol. Los que se habían refugiado en aquel cerro se salvaron, pero los que fueron alcanzados por las aguas quedaron convertidos en peces, cetáceos y rocas,
Maya: Fray Bartolomé de las Casas refiere que entre los kekchies de Verapaz, México, había noticia de un diluvio y del fin del mundo, al cual le denominaban ‘Butic’, que significa ‘diluvio de muchas aguas’, y creen aún que está por venir otro ‘Butic’, no de agua, sino de fuego, el cual dicen que ha de ser el fin del mundo, y en el que han de morir todas las criaturas.
Nica: En la obra ‘Historia de América Central’, de Emilio Gómez Carrillo, editado en 1906, el autor recopila documentos de la conquista y la colonia, principalmente de Fray Francisco Ximénez. En dicho libro se describe que los primeros misioneros cristianos encontraron paralelos en varios temas bíblicos, como la Torre de Babel, la caída de Lucifer, los viajes de evangelización de los apóstoles y, por supuesto, el Diluvio Universal.
En un fragmento se describe cómo el cacique de Nicaragua, Nicarao, al sostener un diálogo con fray Gil Gonzáles Dávila, le preguntó si ellos, en sus historias, también tenían noticia del diluvio que había destruido el mundo antiguo.
Mexica: En el manuscrito mexica denominado ‘Códice Borgia’ se recoge la historia del mundo, dividido en edades, de las cuales la última terminó con un gran diluvio provocado por la diosa Chalchitlicue.
Inca: En la mitología incaica, Viracocha destruyó a los gigantes con una gran inundación, y dos personas repoblaron la tierra: Manco Cápac y Mama Ocllo, quienes únicamente pudieron sobrevivir en cuevas selladas.
Uros: En el lago Titicaca, situado entre los territorios de Bolivia y Perú, habitan un grupo de indígenas conocidos por el nombre de ‘uros’ o ‘urus’. Entre ellos existe una leyenda local que dice que después del diluvio universal, fue en el lago Titicaca, situado a 3,820 metros sobre el nivel del mar, donde se vieron los primeros rayos de sol.
Taíno: Según una tradición de los taínos del Caribe, el dios Yukahua creó una gran inundación, de la cual se salvaron gracias a que se albergaron en el bosque fluvial del Yunque.
Guaraní: La mitología guaraní de los nativos del Paraguay sostiene que durante el tiempo conocido como ‘Yuy tenonde’, que significa ‘la primera tierra’, los hombres y los dioses convivían libremente y no existían enfermedades ni penurias de ningún tipo. Hasta que un hombre llamado Jeupié transgredió el tabú máximo, el incesto, al copular con la hermana de su padre. Este hecho fue castigado con el diluvio, el cual destruyó aquella primera tierra y produjo la partida de los dioses hacia su morada celestial.
Pascuense: La tradición del pueblo de la Isla de Pascua dice que sus ancestros llegaron a la isla escapando de una inundación producida en otro continente.
Los restos del Arca de Noé
En 1916, Vladimir Rosskowizky, un explorador, ruso, aseguró haber hallado en el Monte Ararat, a 4,000 metros de altitud sobre el nivel del mar, una embarcación semienterrada bajo el hielo. En vista de ello el zar Nicolás II de Rusia envió al lugar una expedición que ratificó que el hallazgo correspondía al Arca, y se extrajeron pruebas que se estimaron como definitivas. Pero la Revolución Soviética y el fin del régimen zarista hicieron que dichas evidencias se perdieran para siempre.
Después de la Segunda Guerra Mundial muchos exploradores han señalado haber visto o hallado fragmentos del Arca en las inmediaciones de la cima del Monte Ararat. Pero las exploraciones han sido limitadas debido a que la situación geopolítica de la zona ha impedido la autorización de ascensos el Monte Ararat por los países limítrofes del monte: Armenia, Irán, Turquía y la antigua Unión Soviética.
En 1955 surgieron noticias acerca del supuesto descubrimiento del Arca, cuando un alpinista francés llamado Fernand Navarra aseguró haber observado una estructura de madera en el Monte Ararat a más de 4,000 metros de altura, y que identificó como el Arca de Noé, del cual aportó a modo de prueba un travesaño de madera negra.
En 1965 un aviador turco fotografió lo que él creía que se trataba de la huella de una embarcación entre unos campos de hielo en el Ararat, lo cual se conocería posteriormente como ‘la anomalía del Ararat’. Esta anomalía es una formación geológica inusual que asemeja haber sido depositaria del Arca, ya que presenta la forma de un navío en forma de hoja, muy similar al dibujo popular del Arca con forma de barco, y cuyas medidas son muy parecidas a las descritas en la Biblia. Esta anomalía geológica hallada a 4,600 metros de altitud en el sector iraní fue confirmada a su vez en 1974 por imágenes satelitales.
El hallazgo más reciente, ocurrido en 2010, fue hecho por unos investigadores chinos y turcos que aseguraron en un 99% el haber hallado una importante porción del Arca. Dichos hallazgos incluían una sección compartimentada de madera, datada mediante el método de carbono 14, en 4,800 años y que podría haber albergado animales ya que parecía un pesebre. No obstante, al mismo tiempo que se anunciaba el descubrimiento, un grupo cientista aseguraba que era un montaje fraudulento hecho en cooperación con el campesinado de la zona.
Conclusión
En la década de 1990 los geólogos marinos de la Universidad de Columbia, USA, William Ryan y Walter Pitman, reunieron pruebas convincentes para demostrar que una gran inundación ocurrió en Oriente Medio hace aproximadamente 7,500 años, lo cual dio pie a la teoría de que un aumento del nivel del Mar Mediterráneo creó un canal, conocido actualmente como Estrecho del Bósforo.
Según dijo Robert Ballard, uno de los exploradores acuáticos más famosos del mundo, hace unos doce mil años gran parte del mundo fue cubierto por hielo creando, al derretirse, una de las inundaciones más grandes de la historia. Como confirmación a este punto, investigadores británicos y australianos bajo la dirección del profesor británico Chris Turney, relacionaron con una inundación global el derrumbe del inmenso hielo de Laurentide, en América del Norte, lo cual supuso el mayor aumento de agua dulce en el planeta, el cual tuvo lugar hace entre 8,740 y 8,160 años.
El inmenso trozo de hielo se desprendió en el Atlántico Norte y provocó una subida de hasta 1,5 metros en el Mediterráneo. Como consecuencia de ello el Mar Negro se habría inundado de agua salada, obligando a las comunidades agrícolas neolíticas a desplazarse a otros lugares, ya que allí no podían seguir cultivando.
El propio Robert Ballard mantiene hoy en día que la civilización de entonces fue arrastrada por la gran inundación, lo cual confirma la existencia de un Diluvio Universal en la época del Noé bíblico.
Significado del relato del Diluvio Universal
Se puede contemplar este episodio como una denuncia profética expresada en símbolos en el tiempo primordial. Al hacer suya esta historia, el texto advierte del peligro que comporta la pasión sexual sumada a la autosuficiencia, instintos tan poderosos que ciegan al hombre y le arrastran a la violencia carnal, forzando así los límites marcados por el Creador.
En el plano positivo, este relato constituye la profesión de fe en un solo Dios; no ha la más mínima alusión al binomio ‘dios destructor-dios salvador’, normal en este tipo de historias. Al ser uno el Dios de Israel, en Él se polariza todo el poder creando y destruyendo; es el Señor de ser y de la nada; domina las aguas del caos, pero también es un salvador cercano y misericordioso. Revela asimismo este relato un sentido profundo del pecado como algo incompatible con Dios y con lo que Dios quiere para el hombre y para el mundo: el pecado es semilla de destrucción.
Mientras que el redactor yahvista ve al Señor desilusionado porque el ser humano es malo, el redactor sacerdotal, por su parte, enmarca el texto en la vida de un hombre santo, Noé, gracias a cuya justicia el mundo renace. Dios sella un pacto de dimensión universal con este nuevo Adán, con los animales y con la misma naturaleza; restaure la bendición primordial, retira la maldición de la tierra y renueva las relaciones con los animales. El Señor bendice y promete su asistencia para siempre. A cambio exige el respeto a una ley moral: la defensa de la vida, y a una ley ritual: no comer sangre. También aprovecha este relato para insistir sobre la ley de la endogamia.
Pero el símbolo salvador más característico del episodio es el Arca. Objetivamente es el vehículo lógico para sobrenadar las aguas; sin embargo la fuente sacerdotal lo identifica como ‘tebah’, nombre egipcio que sólo se usa para designar el Arca y la cesta en que se salvó el niño Moisés. En el Arca se salvó el padre de la nueva humanidad, en la cesta el salvador de Israel.