Qué debe tener esa religión que fascina tanto a
Un adolescente británico, Brusthom Ziamani, nació en una estricta familia de Testigos de Jehová originaria del Congo. Asistió a reuniones de grupos islámicos, se convirtió al Islam, cambió su nombre por el Mujahid Karim. El converso al Islam a los 18 años de edad planificó decapitar públicamente a un soldado y sostener la cabeza cercenada y fotografiarse con ella. Comentó sus deseos de emular a sus líderes religiosos yihadistas, que decapitaron en las calles de Woolwich al soldado Lee Rigby, a su novia y le explicó sus preparativos para todo ello, como comprar machetes y tener una bandera del Estado Islámico. Se dedicó a investigar la ubicación bases militares y centros de cadetes del Ejército en el sudeste de Londres. También planeó asesinar al Premier británico, David Cameron. Ahora, a los 19 años de edad ha sido declarado culpable de preparación de actos terrorismo. El joven musulmán salafista escribió una serie de mensajes en Facebook y cartas en las que revelaba como odiaba a los cristianos y los no-musulmanes, y como soñaba con el martirio.
Nunca se ha dado el caso de musulmanes que se hayan convertido al cristianismo, judaísmo, u otras religiones que planeen asesinar a sus antiguos correligionarios.
En Occidente viven cristianos que nacieron en familias musulmanas y viven atemorizadas por temor a ser asesinadas por apostasía por sus antiguos correligionarios. En Israel hay musulmanes que se han convertido al judaísmo y se les ha tenido que dar una nueva identidad por el gran riesgo de ser asesinadas por apostasía por sus antiguos correligionarios. Y ninguno de estos conversos al Islam tiene miedo de vivir en Occidente.
Pero, ¿Qué debe tener el Islam que fascina tanto a los criminales que han nacido en religiones diferentes al Islam?
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