El País critica que la elección del profesorado competa a la jerarquía eclesiástica. De lo que se deduce que para este periódico es más coherente que un experto en vasos comunicantes hable a los alumnos de las bodas de Caná y que una feminista radical diserte desde el desdén sobre la actitud de Marta y María.
La prensa de progreso no critica con tanta saña el plan de estudios que se imparte en Cataluña, de cuya asignatura de historia se deduce, más o menos, que Carlos V, no es que hablara payés en la intimidad, es que dijo Ja sóc aquí en cuanto nació, pero pone en solfa una doctrina que no se deja tergiversar. Si El País se escandaliza de que la asignatura otorgue a Dios los derechos de autor de la vida es porque no logra entender que la asignación de la paternidad no contradice a quienes aseguran que el Big Bang fue la oxitocina que aceleró el parto.