Mucho se puede decir sobre el parto de la reforma del aborto del gobierno Rajoy. Mucho y malo: se anunciaba el parto de un león, que ya suponíamos que acabaría en ratón y al final no ha pasado, perdonen ustedes, de mera ventosidad.

Pero me limitaré a hacer un comentario que creo que hasta el portavoz Hernando podrá entender. Empezaré recordando algunas realidades elementales. El embrión es un ser humano, único e irrepetible. Nadie tiene derecho a disponer de la vida de otro, tampoco una madre sobre la de sus hijos. Abortar es matar a un ser humano inocente e indefenso. Reducirlo todo a la autorización de los padres en el caso de que quien quiera abortar sea menor de edad es como limitarse a proponer que cambien el papel de las paredes en Auschwitz, pues el actual está pasado de moda y es de mal gusto, mientras la "producción" sigue a pleno rendimiento.

Es peor que cobarde, es insensato. Y encima querrán hacernos creer que son muy sensibles a la defensa de la vida humana.