Y bien, amigos, después de ver hace sólo unos días el alto valor en el que el mundo judío tiene la virginidad de la joven que aún no ha accedido al matrimonio (pinche aquí para ponerse al día), es preciso establecer con parecida rotundidad que superada la pubertad, la virginidad no es un valor que se le pida a la mujer judía o se espere de ella. Así cabe extraerlo del libro del Exodo:
“No habrá en tu tierra mujer que aborte ni que sea estéril; y yo colmaré el número de tus días” (Ex. 23, 26)
O del Eclesiástico:
“Casa a tu hija y habrás concluido una gran tarea” (Ecl. 7, 25).
Y también cuando dice:
“Una hija es para su padre una secreta inquietud, la preocupación por ella le quita el sueño. Cuando es joven, por si se le pasa la edad de casarse; si está casada, por si el marido la aborrece. Mientras es virgen, por si se deja seducir y queda embarazada en la casa paterna. Si está casada, por si es infiel al marido; en la relación conyugal, por si resulta estéril” (Ec. 42, 910)
La virginidad en el ámbito hebreo, fuera del caso de la doncella por desposar, es incluso una maldición, como demuestra la historia de la hija de Jefté el galaadita, que a cambio de la victoria sobre los amonitas, hace voto a Dios de ofrecer en holocausto “al primero que salga de las puertas de mi casa”, con tan mala suerte que el que lo hace es su propia hija única, cuyo nombre no nos da la Biblia. Enterada ésta -una mujer virtuosa como ella que ni siquiera se resiste al final absurdo al que su padre la destina-, de que va a ser sacrificada por su padre, apenas le pide una gracia:
“Déjame dos meses para ir a vagar por las montañas y llorar mi virginidad con mis compañeras” (Jueces 11, 37).
La consagración de mujeres a la deidad, ya sea en virginidad (monjas, vírgenes seglares, etc.) como contemplamos en el cristianismo, o por el contrario para el beneplácito y satisfacción de los sacerdotes o asimilados (vestales y otros) como contemplamos en las religiosidades paganas vinculadas al mundo grecorromano, está severamente proscrita en el mundo judío, como demuestra esta afirmación del Deuteronomio:
“No habrá hieródula entre las israelitas” (Dt. 23, 18).
De hecho, los apócrifos cristianos que atribuyen a María, la madre de Jesús, una especie de consagración al Templo de más que dudosa existencia en el ámbito hebreo, limitan la misma al momento en el que María deja de ser una niña para pasar a ser una mujer:
“Pero al llegar a los doce años los sacerdotes se reunieron para deliberar diciendo: “He aquí que María ha cumplido sus doce años en el templo del Señor, ¿qué habremos de hacer con ella para que no llegue a mancillar el santuario?” (Prot. 8, 2)
Al final es un ángel el que provee la solución, poniéndola en oídos del Sumo sacerdote:
“Zacarías, Zacarías, sal y reúne a todos los viudos del pueblo que venga cada cual con una vara y aquél sobre quien el Señor haga una señal portentosa, de ese será mujer” (Prot. 8, 3)
Existe una única ocasión en todo el Antiguo Testamento en la que la virginidad que no sea la previa al matrimonio es apreciada en el judaísmo veterotestamentario, y es, como vamos a ver, la que viene impuesta por la naturaleza. Así, encontramos esta exaltación bastante solitaria en el libro de la Sabiduría:
“Dichosa la estéril intachable, la que no conoce lecho nupcial de pecado; pues obtendrá fruto en el juicio de los justos” (Sab. 2, 13).
Unico asidero veterotestamentario al que puede agarrarse la devoción que hacia la virginidad vamos a ver desarrollada en algunos de los libros (que no en todos) del Nuevo Testamento.
Y sin más por el momento, me despido de Vds., no sin dejarles hoy un aviso. El Grupo Ecos al que pertenezco interpretará la próxima semana una obra titulada “Un Auto Sacramental del siglo 21”, escrita por un tal Luis Antequera, no sé si les sonará a Vds.. Las representaciones por el momento son dos:
- Jueves, 26 de febrero: iglesia de San Bonifacio, C/Bremen, 2. Parque de las Avenidas. Madrid. Hora: 20:00 hs..
- Viernes, 27 de febrero: iglesia de Santa Teresa y Santa Isabel. Plaza Pintor Sorolla, 2. Madrid. Hora: 20:45 hs. (En el marco del 25 Festival de Arte Sacro de Madrid).
La entrada es libre y gratuita, diría que “hasta completar aforo”, ojalá que lo consigamos. ¿Me ayudan Vds.? Tenemos quinientas plazas que ocupar cada día.
Será un placer verles por ahí. Y ahora sí me despido, deseándoles, como siempre, que hagan Vds. mucho bien y no reciban menos.
©L.A.
Si desea suscribirse a esta columna y recibirla en su correo cada día, o bien ponerse en contacto con su autor, puede hacerlo en encuerpoyalma@movistar.es. En Twitter @LuisAntequeraB
Otros artículos del autor relacionados con el tema
(haga click en el título si desea leerlos)
Triduo de la virginidad en el Antiguo Testamento (1): hoy, virginidad y soltería
Del celibato en el Antiguo Testamento
Y si San José llega a denunciar a la Virgen... ¿qué habría pasado?
Más sobre la masturbación en el Antiguo Testamento
De la masturbación en la Biblia: hoy, en el Antiguo Testamento
Del trato con las mujeres en el libro del Eclesiástico