Entrando por la puerta principal de la Catedral de León, en los altares laterales del transcoro (según entramos, a mano derecha) nos encontramos con este memorial "homenaje que el Obispo y el clero de la diócesis de León dedican a la memoria de los sacerdotes y seminaristas leoneses asesinados. 1936-1939".
En las dos lápidas pueden leerse los nombres que fueron publicados en el Boletín eclesiástico del Obispado de León en 1940.
BOLETÍN OFICIAL DEL OBISPADO DE LEÓN (22 de julio de 1940)
En los días 9, 10 y 11 de enero de 1940, se celebró en el Palacio Episcopal de León una asamblea diocesana presidida por el Sr. Obispo, a la cual asistieron los arciprestes de la diócesis, el Vicario General y una comisión del Cabildo Catedral.
A propuesta del Sr. Obispo y por aclamación de todos los asistentes se acordó celebrar en la Catedral un funeral solemnísimo por el alma de los sacerdotes asesinados por los marxistas, colocar una lápida conmemorativa con los nombres de los mártires en la Catedral y en cada uno de los seminarios y publicar en el Boletín Oficial del Obispado la biografía de cada uno.
SACERDOTES LEONESES ASESINADOS EJERCIENDO EL MINISTERIO EN LA DIÓCESIS
ANTONIO CORRAL URTETA
Se le abría un porvenir halagüeño. Dotado de un entendimiento robusto, de una memoria dócil, dominaba pronto los problemas científicos. Era un intelectual acuciado por el prurito de saber. Buscando horizontes más dilatados que hartaran su ambición de estudiar había conseguido el título de licenciado en filosofía y letras. Con el fin de hacer oposiciones a cátedras de Instituto obtuvo permiso de su superior para trasladarse a Madrid. A eso había ido a mala hora, en el mes de junio de 1936. Se hospedaba en una residencia de estudiantes católicos y, pensando que allí no estaba seguro, se fue a vivir en casa de un sacerdote paisano suyo. La chusma le buscó y no hallándole en casa le dejaron encargo que se presentara en la checa de Fomento para clasificarle. Fue demasiado ingenuo; contra el parecer de su compañero se presentó. Le registraron todos los documentos, le amenazaron, le hallaron una tarjeta que decía: Antonio Corral, canónigo archivero de la Catedral de León, y esto bastó. Le encarcelaron. Era un cura y eso era un crimen que no se podían dejar impune los procedimientos marxistas. Ni su juventud, ni su cultura fueron atenuantes para un sacerdote que solo buscaba medios honrados de trabajar en la enseñanza.
Le fusilaron pronto, y en un cementerio de Madrid apareció la ficha con la de otros millares que tenían el delito de ser católicos.
Antonio Corral no era oriundo de esta diócesis, pero en ella ejercía su ministerio. Era Archivero de la Catedral desde 1923 y aquí, en León era conocido por su talento, por sus bellas cualidades. A León vino de Burgos, en cuyo Seminario era profesor. Había cursado allí la carrera con gran brillantez desde 1909. En 1915 fue a Roma y en el Colegio Español se doctoró en Teología y Derecho Canónico con notas sobresalientes. Se había ordenado en 1918. Natural de Valgañón, provincia de Logroño, en 1894. Su muerte oscura llenó de luto a una familia y a una diócesis.
Otro de los sacerdotes trabajando en la diócesis de León era el Rector del Seminario de San Fulgencio, el beato MIGUEL AMARO RAMÍREZ. Como toledano, de El Romeral, ya hemos escrito sobre él:
https://www.persecucionreligiosa.es/index.php/beatos/261-amaro-ramirez-miguel
En el grupo de los SACERDOTES LEONESES ASESINADOS EJERCIENDO EL MINISTERIO FUERA DE LA DIÓCESIS está el que preside el grupo de la Archidiócesis de Toledo, en el grupo de 464 mártires de la Provincia Eclesiástica de Toledo. Se trata del siervo de Dios AGUSTÍN RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ sobre el que también hemos publicado su vida. Era natural de Morgovejo:
https://464martires.es/index.php/464-martires/25-toledo/sacerdotes/2-rodriguez-rodriguez-agustin