No soy dado a hablar de otros blogs, desde que uno causó gran revuelo, pero en este caso voy a obviar mi costumbre. La verdad es que me han entrado ganas en cuanto he leído el título, que tanto me ha recordado el evangelio de ayer. Y es que el encabezado, espléndido, deja traslucir totalmente el pensamiento del autor. Me lo imagino como si estuviera delante: no sé qué escribir, mis últimos post no han provocado comentarios, necesito visitas,….. ¡ya lo tengo! Voy a criticar, que eso es bueno. Y claro, tenían que salir los obispos a relucir. ¡Cómo me cuesta escribir este post! No paro de redactar y borrar, y no termino nunca. Porque mi cabeza corrige lo que mi corazón escribe, y aunque a muchos parezca que hay que dar rienda suelta al sentimiento, yo necesito pensarlo dos veces, para que el Maligno no se meta entre medias. ¡Los obispos no celebran una misa por Vicente Ferrer! Seguro que Vicente era una persona muy buena, a la que Dios sigue queriendo, pero eso no es óbice para esconder que no era una persona de Iglesia. En ningún caso diré que Vicente no esté con el Señor en este momento (yo no soy nadie para juzgar) pero lo que sí puedo reiterar es que no seguía a la Iglesia. Que no se escandalice nadie por mis comentarios. Mi parroquia es de jesuitas, Vicente lo fue durante unos años de su vida, y nunca he escuchado nada sobre él. ¿Los jesuitas reciben los mismos calificativos que los obispos? O es que ellos no consiguen visitas. Y por cierto, no sé si entra alguna vez en la cigüeña”. Hacía varios días que no entraba,¡y él tampoco ha comentado la jugada! Pero con él no se atreve porque siempre sale escaldado, claro. Nuestros obispos comentan lo que creen que merece atención, no lo que la opinión pública se empeña en provocar. Y lo siento por los que lo intentan, porque debe ser duro pegarse todos los días contra la pared. Descanse en paz, Vicente. Hoy rezaré una oración por su alma. Eduardo Palanca