Padre Antonio Pascual Lupiañez S.I.
Foto enviada por el amigo Manuel Ramos Torres
Hubo un tiempo, no muy lejano, que en cada emisora de Radio Popular, cadena Cope, estaba situado un jesuita como director espiritual, y asesor religiso de la empresa.
El padre Antonio Pascual Lupiañez anduvo por Jaén ejerciendo tal papel en la Cope local. Era la década de los años sesenta, en que la emisora ocupaba un edificio anexo al antiguo palacio episcopal de Jaén.
Además, el bueno de Lupiañez como le llamaban los curas de aquella época, era el paño de lágrimas de ellos, por ejemplo, siempre estaba disponible a sustituir a tales párrocos, que tomaban unos días de descanso; a la vez era confesor de los alumnos del Seminario de Jaén; y de paso se hacía amigo de los estudiantes que por aquellos años estudiamos en aquella casa de la calle Juan Montilla.
El padre Lupiañez fue el descubridor de mi vocación por la radio. Un buen día me invitó a contemplar cómo él preparaba, grababa, y emitía su programa religioso semanal en la Cope local. Ví cómo me miraba, porque a mí se me caía la baba, sentado frente a él, tocando un micro, acariciando la esponja azul del color corporativo.
A la semana siguiente, me invitó a leerle el guión que él mismo había escrito. De aquellas entradas en la emisora Radio Popular, conocí a todos los trabajadores, de los que solamente queda uno en activo, de los tres que existen hoy.
Aquella radio valía la pena oírla todos los días en el transistor; aquella radio levantaba vocaciones futuras; aquella radio era humana, fraterna y evangélica.
Descanse en paz el padre Lupiañez. Dios le pague lo que hizo por mi afición a la radio.
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Lean, amigos, mi último Tratado titulado
La Religión de la Comunicación incomunicada en España
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Tomás de la Torre Lendínez