New York Times, periódico de mayor tirada en Estados Unidos, publicó anteayer un
artículo que, si opina verazmente, nos convierte en
soldados de Cristo. Si de verdad España es el campo de batalla para el futuro de la Iglesia en Europa, el Señor nos ha otorgado la responsabilidad de defenderle con nuestra vida. No me refiero a que nos matemos, espada en mano, ni a que estemos todo el santo día quejándonos de todo, que es la última moda entre los católicos. Con esta prueba, lo que quiere el Señor no es otra cosa que
a nosotros. Los Reyes Magos se ofrecieron a sí mismos, no solo el oro, el incienso y la mirra. Los tres vinieron de muy lejos siguiendo la estrella que Dios les puso en el corazón. Ellos tenían la seguridad de que algo grande iba a pasar, y, cuando llegaron al portal y vieron al Niño, se dieron cuenta de que sus expectativas se quedaban muy cortas. Ese Niño les agradecía los regalos, pero lo que realmente les pedía era su vida. Supongo que mucha gente conocerá la historia de los
800 de Otranto, pero no está mal recordar su resultado: la unión del resto de Italia, dividida hasta ese momento, para impedir la invasión, y cómo salvaron a Roma. De ninguna manera quiero que nadie piense que soy agorero. No creo que el Señor nos pida que hagamos nada más que entregarle nuestra vida. Él, a no ser que nos diga lo contrario, no nos pide más que a cualquier persona. Únicamente, sí que estoy seguro de que el mundo nos necesita, y no podemos quedarnos parados sin dar testimonio de Cristo. El martirio sería
muy fácil, mucho más sencillo que lo que creo que nos va a tocar. Realmente, nadie intenta matarnos, ni siquiera nos hacen la zancadilla. Lo que hacen es intentar dividirnos (COPE contra todos, obispos enfrentados, Rouco vs. Cañizares, cotilleos inventados…), arrinconarnos para que nos creamos inferiores, para que pensemos que tienen razón, que dudemos de la Iglesia. Y esto requiere por nuestra parte más comunión con Cristo en la Iglesia, mayor oración y formación, más trabajo y sacrificio. El Señor tiene preparado algo grande para nosotros y quiere que nos preparemos bien. Toca currar. Cristo nos pide un paso al frente. Hay un juego de niños en el que, el que
la liga, está dado la vuelta y dice lo que tiene que hacer el resto:, un paso de gigante hacia delante, paso de hormiga, hacia atrás si te ve... Pues cada vez que esa persona que todos sabemos mire hacia otro lado, demos un paso de gigante hacia delante, para que, cuando se dé la vuelta, quede cegado por Cristo y sea feliz el resto de su vida.
Eduardo Palanca