El vértigo tiene su público, qué duda cabe, pero no era el de la clase media que ahora le apoya. Lo peor es que el respaldo que se deriva de un error de percepción. El burgués español abraza hoy una opción radical porque cree que sustituye las magdalenas Ortiz por el zumo de naranja natural. La realidad es otra: ha sustituido los mocasines por la bota militar. Hay un sustrato de dictadura castrense en el discurso de Podemos. Si le pones en la sudadera un par de estrellas de cuatro puntas y le pegas un bigotito facha a Errejón le da un aire a Videla.