Estos días, típicos para pasear mirando todos los adornos navideños que nos colocan, la verdad es que me ponen un poco de los nervios. Y no porque no me guste la Navidad, sino porque los adornos no me recuerdan más que a comprar, comprar y comprar ¿Hay algo más absurdo que un árbol de Navidad de “comecocos”, como el que se ve en una plaza de Madrid?. Y estoy hasta las narices de esto. Acabo de recibir un correo que me ha sacado de este pensamiento, para recordarme lo realmente importante: que nace Jesús. Hasta mi hijo de seis años, el pasado viernes me preguntaba: “¿
A que no sabes lo que es más importante en Navidad?” y cuando le pregunté qué era, me dijo “
Que nace Jesús”. Por unas cosas o por otras, a lo mejor me olvido de lo que Dios hizo por mí, regalándome a su Hijo para redención de mis pecados; a lo mejor quiero olvidar que Cristo me
regaló la Iglesia con la que no estoy nada conforme, aunque gracias a que es pecadora puedo pertenecer a Ella; pero lo que no puedo olvidar, aunque el mundo quiera, es que
no hay Navidad sin Jesús, y que me queda una semana para la noche clave de Nochebuena. Quiero prepararme para recibir a Cristo como se merece. Por cierto, estimados lectores: ¿Habéis puesto el belén en casa? ¿Y los adornos? Nosotros, este año, también hemos colgado de la ventana una lona con el belén, para decirle al mundo que es lo más importante en nuestras vidas.
Eduardo Palanca