Los Chunguitos dicen que habrían preferido tener un hijo deforme a un hijo homosexual. Eso es porque no han visto El hombre elefante, la prodigiosa película de David Lynch sobre la vida de Joseph Carey Merrick, personificación de la sensibilidad, cuyas terribles malformaciones físicas le convirtieron en una atracción de circo. De haberla visto, sabrían que un hijo deforme es un firme candidato al dolor mientras que un hijo homosexual puede ser, si sale guapo, la flor de la raza calé.
Por sus declaraciones sobre la paternidad responsable a Los Chunguitos, a instancias de una asociación de homosexuales, les van a expulsar de Gran Hermano VIP, que no es como si te expulsaran de un club inglés, dónde va a parar, pero humilla un poco. Con todo, se veía venir: a la producción del programa le habría bastado escuchar los grandes éxitos de Los Chunguitos  para percibir testosterona en cada canción. En el repertorio de los hermanos Salazar no cabe Mujer contra mujer.
No comparto la declaración de Los Chunguitos, pero entiendo que han sido víctimas de la corrección política unidireccional, la que impone la progresía. Si hubieran dicho que preferían tener un hijo deforme a un hijo facha, le habrían blindado el contrato en Tele 5, así protestara toda la plana mayor del PP y convocaran las JONS una manifestación de repulsa. De lo que se deduce, no que la izquierda presiona mejor que la derecha, sino que en España sólo existe el discurso de la izquierda. No te extrañe que Rajoy llame a consulta un día de estos al embajador de Irak para exigirle que pida a su Gobierno la inmediata legalización del armario.