En el mes de octubre,  del pasado otoño, tuvo lugar,  a orillas del lago Constanza, el 8º Congreso internacional sobre Santa Hildegarda de Bingen Doctora de la Iglesia Católica.

El  lema del Congreso  fue “Curar lo incurable”. Se contaron más de  800 participantes de todo el mundo entre los cuales estaban  los presidentes de 10 Asociaciones de Amigos de Santa Hildegarda de  distintos países  de Europa, África, América, Asia  y  Australia.

En el   congreso hubo muchas comunicaciones y  conferencias, que versaron tanto sobre las últimas aportaciones médicas sobre  el Arte de Curar de Santa Hildegarda como  sobre su legado espiritual.  En la  clausura,  se celebró una Misa solemne  en la que se interpretaron varias oraciones con la letra y música originales de Santa Hildegarda.

Leyendo la producción escrita del Dr. Strehlow que en la actualidad es la mayor eminencia mundial en lo referente a la Medicina de santa Hildegarda, por sus años de experiencia y por su impresionante producción literaria sobe el tema, podemos comprender mejor  las razones del lema de ese Congreso.

El Dr. Strehlow como he dicho, basándose en su profundo conocimiento del legado de  Santa Hildegarda, afirma   que de nuestros padres recibimos en herencia todo  lo terrestre que conforma nuestro ser,  pero  las fuerzas espirituales de nuestra alma las recibimos de Dios.

Todos tenemos una naturaleza a la vez terrestre y divina. Cada persona es una criatura única e incomparable, acompañada por la radiante energía de los coros de los ángeles que mantiene en vida a todo el universo.

Santa Hildegarda de Bingen conoció ese principio vital y lo llamó “Viriditas” la fuerza regeneradora, sanadora, reverdecedora de nuestra alma que está oculta en cada criatura: la fuerza divina presente en la naturaleza.

A esa energía divina tenemos que agradecer el  don de poder desarrollar una  increíble fuerza y   vitalidad frente a las enfermedades: libertad frente  a las adicciones, generosidad, bondad, verdad, deseos de paz, felicidad, moderación y un alma llena de vida.

Por el contrario, si  nos alejamos de esos dones espirituales  destruimos nuestra vida por culpa  de las influencias negativas de  sus contrarios: glotonería, espíritu de rebelión, cinismo, mentiras, engaños, peleas, infelicidad, desmesura.  Estas son las verdaderas causas anímicas de las enfermedades.

Cada uno de nosotros somos  responsables de la elección  del lado en el cual deseamos vivir. Con las mentiras, los engaños, las peleas y la maldad, somos infelices y nos debilitamos y  lo  pagamos con la destrucción de  nuestra propia vida por culpa de  las enfermedades.

Afirma el Dr. Strehlow: “Como he podido comprobar en mi consulta, en muchos casos, el lastre  que se arrastra desde el embarazo es  responsable de la aparición de casi todas las enfermedades ( que suelen comenzar por  problemas del estómago y el sistema digestivo) y solo obtendremos una curación completa si eliminamos las causas anímicas originarias”.

Esta praxis terapéutica, con esa visión de la enfermedad tanto de las causas anímicas como de sus consecuencias orgánicas, que podemos por tanto calificar de completa o integral (holística), junto con los cientos de  remedios que santa Hildegarda aconseja, permite una ruptura de la incurabilidad de los pacientes que, de no ser así, serían “incurables”.

El Dr. Strehlow concede una gran importancia al papel que juega en nuestra salud  el conjunto de los treinta y cinco pares de “Virtudes y Vicios” que la santa  expone en uno de sus libros que sería el primer tratado de psicoterapia de la historia de la Medicina.

En ese  marco conceptual, el Doctor Strehlow insiste  en que las ocho virtudes, que se corresponden con el momento del embarazo, son el regalo mas preciado que una madre puede hacerle a su hijo al comenzar el camino de la vida. (Véase Manual de Medicina de Santa Hildegarda de Bingen. Editorial Libros Libres.)

Si nos fijamos en la reproducción de la miniatura de santa Hildegarda representando los corros de los ángeles, cada uno de nosotros debería verse en el centro de los coros angélicos. Si estamos en  el centro de esas fuerzas de origen divino, somos  el reflejo visible,  como en un espejo, de  la imagen y  semejanza de Dios que es invisible. No podemos aspirar a un don mayor. El Creador tiene la capacidad de conducirnos hasta la sanación completa si nosotros no le ponemos impedimentos. Como decía Santa Hildegarda: “la curación es alcanzar un estado de salud más armónico y elevado del que teníamos antes de enfermar”.


 

De acuerdo con estas premisas, Dios mediante, y  bajo el patrocinio   de Santa Hildegarda, San José y la Santísima Virgen María, tendrá lugar, en Zaragoza durante  los días 10,11 y 12 de septiembre de 2015, el Primer Curso de Medicina según Santa Hildegarda de Bingen( Dirigido a Médicos, farmacéuticos, psicólogos, y otros profesionales titulados universitarios del campo de la salud) impartido por el Dr. Strehlow con la colaboración de Marie Carrasquedo. Para más información véase : www.casasantahildegarda.es