PRESENTACION
El libro de Ester, como el de Judit, explica la liberación de una nación por medio de una mujer. Los judíos establecidos en Persia, la actual Irán, después del destierro se ven amenazados de exterminio por el odio de un visir que se creía omnipotente, Amán, y se salvan gracias a la intervención de Ester, joven compatriota judía que ha llegado a reina, dirigida a su vez por su tío y padre adoptivo, Mardoqueo. La situación se invierte, el visir Amán es ahorcado por conspirar contra el rey Asuero, Mardoqueo ocupa el puesto de visir y los judíos exterminan a sus enemigos.
Para conmemorar esta victoria se instituye la fiesta de los Purim, recomendándose a los judíos que la celebres todos los años.
La narración hace ver claramente la hostilidad de que eran objeto los judíos en el mundo antiguo a causa de la singularidad de su forma de vida, la cual les ponía en conflicto con las leyes del país que les había deportado. Su nacionalismo exacerbado es una reacción de defensa. Su violencia choca desagradablemente, pero no debemos olvidar que el libro de Ester es anterior a la revelación cristiana. También se ha de tomar en cuenta el elemento literario: las intrigas de harén y las degollinas solo sirven para la presentación dramática de una tesis religiosa.
La exaltación de Mardoqueo y de Ester y la liberación consiguiente, recuerdan la historia de Daniel y, sobre todo, la de José, oprimido y luego exaltado para la liberación de su pueblo. La Providencia gobierna todas las peripecias del drama en el libro hebreo de Ester. Las adiciones griegas tienen un tono más religioso, pero se limitan a hacer explícito lo que el autor hebreo dejaba adivinar.
La versión griega existía el año 114 a.C. en que fue presentada para autenticar la fiesta de los Purim. El texto hebreo es anterior, ya que indica que los judíos de Palestina en el año 160 a.C. ya celebraban el ‘Día de Mardoqueo’, antecedente de la festividad de los Purim.
MARDOQUEO
Mardoqueo deriva su nombre de Marduk, dios principal para los babilonios, pero eso no implica nada especial ya que se sabe que entre los deportados a Babilonia habían otras personas judías que llevaban este mismo nombre (Esdrás 2:2 – Nehemías 7:7).
Mardoqueo es un personaje bíblico y uno de los principales protagonistas del libro de Ester, emparentado con la heroína judía que da nombre al libro en cuestión. Mardoqueo fue un varón judío entroncado en la genealogía de Benjamín y de Saúl.
Mardoqueo era primo de Ester y, además, fue su padre adoptivo al acogerla y criarla cuando murieron los padres de ella. Mardoqueo evitó el asesinato del rey Asuero al anunciarle por medio de la reina Ester que algunos de sus hombres tramaban algo en contra del rey.
Mardoqueo se hizo cargo de Ester como si fuese su padre hasta que los encargados del rey Asuero llegaron buscando una nueva reina, debido a que la anterior reina, Vastí, dejó de ser reina porque había desobedecido al rey al no cumplir con una de sus órdenes. Entre las muchachas más hermosas de las seleccionadas estaba Ester quien, desde que llegó al palacio, las doncellas la trataron con cuidados especiales y, luego de seis meses, Ester fue presentada ante el rey Asuero, quien la convirtió y su esposa y reina de Persia.
Es necesario indicar que el nombre de ‘Asuero’ es la transcripción latina y castellana de la forma hebrea del nombre persa ‘Ksajarsa’, en griego ‘Jerjes’, aunque por confusión con el nombre de sus sucesores, la traducción griega dice ‘Artajerjes”.
EL SUEÑO
‘El segundo año del reinado del rey Asuero el Grande, el día uno del mes de Nisán, tuvo un sueño Mardoqueo, hijo de Yair, hijo de Semeí, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, judío que habitaba en la ciudad de Susa, varón ilustre, adscrito al servicio del palacio real. Era uno de los deportados que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había llevado cautivos de Jerusalén con Joconías, rey de Judá.
El sueño fue así: Voces y estrépito, truenos y terremotos, perturbación en la tierra. Dos enormes dragones avanzaron, prestos ambos al combate; lanzaron un gran rugido y, a su voz, todos los pueblos paganos se dispusieron a la guerra contra el pueblo de los justos. Día de tinieblas y oscuridad, tribulación y angustia, ruina y gran turbación sobre la tierra. Todo el pueblo de los justos, estremecido por el terror de sus desgracias, se disponía a perecer y clamaba a Dios. A su clamor, de una pequeña fuente nació un gran río de abundantes aguas. La luz y el sol surgieron y los humildes se alzaron y devoraron a los soberbios.
Despertado Mardoqueo, después de tener este sueño, puso gran empeño y se esforzó, hasta la noche, en alcanzar su sentido y saber lo que Dios quería llevar a cabo’.
(Ester 1:1-11)
El libro de Ester se abre con un misterioso sueño de Mardoqueo que sólo se interpretará hacia el final de la obra. Pero para ello es importante recordar la frase que consta en el libro de Amós: ‘Nada hace el Señor sin revelárselo a sus siervos, los profetas’ (Amós 3:7).
Mediante este sueño se nos ofrece una primera clave de lectura: Dios escucha las súplicas del pueblo oprimido e interviene en su favor, invirtiendo las suertes: ‘derriba el trono de los poderosos y ensalza a los humildes’ (Lucas 1:52).
El relato presenta muchos elementos de tipo apocalíptico que lo asemejan a algunos textos del libro de Daniel. Las bestias que luchan, los terremotos, los tumultos, las tinieblas, lo pequeño que se hace grande. Son elementos alegóricos que poco se entiendes, pero que más adelante del libro nos son desvelados por el propio Mardoqueo.
Cada elemento del sueño tiene su correspondencia en clave, y así manifiesta que todo lo sucedido había sido previsto por Dios, que es quien dirige la historia. San Pablo dice que ‘todo contribuye al bien de los que aman a Dios, de los que Él ha llamado según sus designios’ (Romanos 8:28-30).
En el capítulo diez del libro de Ester, Mardoqueo hace para sí mismo la interpretación del sueño que tuvo. ‘Mardoqueo dijo: ¡De Dios ha venido todo esto! Porque haciendo memoria del sueño que tuve, ninguna de aquellas cosas ha dejado de cumplirse: ni la pequeña fuente, convertida en río, ni la luz, ni el sol, ni el agua abundante. El río es Ester, a quien el rey hizo esposa y reina. Los dragones somos yo y Amán. Los pueblos son los que se reunieron para destruir el nombre judío. Mi pueblo es Israel, que clamó a Dios y fue salvado. Salvó el Señor a su pueblo, el Señor nos liberó de todos esos males; obró Dios grandes señales y prodigios como nunca los hubo en los demás pueblos.
Por eso, Dios ha marcado dos suertes, una para su pueblo y otra para los pueblos restantes; y estas dos suertes se han cumplido en la hora, ocasión y día determinados en presencia de Dios y de todos los pueblos. Dios entonces se acordó de su pueblo y dictó sentencia a favor de su heredad; para éstos, los días 14 y 15 del mes de Adar (el equivalente gregoriano es febrero-marzo) serán días de asamblea, de alegría y gozo delante de Dios, por todas las generaciones para siempre, en su pueblo Israel’ (Ester 10:4-13).
Para festejar el gozo de la liberación del pueblo judío se instituyó la fiesta de los Purim, que se celebra todos los años, y en donde se lee el libro de Ester y todos intercambian regalos, así como canastas con dulces, bocadillos y otros alimentos.
CONCLUSION
El sufrimiento del justo y el bienestar del malvado son problemas siempre presente en la corriente sapiencial y en toda experiencia humana, lo cual lo podemos corroborar en el libro de Job y en el Salmo 73. Pero la suerte definitiva está en manos del Señor, si bien es verdad que esto exige al creyente una confianza en Dios más allá de toda apariencia: Él siempre será fiel a su pueblo y lo liberará, ya sea por un camino o por otro.