Esperanza Aguirre ha concedido terrenos públicos a una fundación,
Educatio Servanda, para la construcción de un colegio. Hasta aquí no había problema para los
ultras anticatólicos. El conflicto llega cuando el alcalde de la localidad donde se va a construir se entera de que el colegio es católico y él, como buen socialista sin fobia a la Iglesia, pide la derogación del acuerdo. Entre otras cosas, este alcalde y su corporación educativa argumentan que la fundación es
ultracatólica, según la definen “
muchas voces”. ¿Qué es ser
ultracatólico? Que yo sepa, ese término no existe, salvo en la perturbada mente de los sectarios. ¿Quiénes son, además, las “
muchas voces” a las que alude el alcalde? ¿
Público,
El País y los enemigos de la Iglesia?
El católico, lo es o no lo es. No hay término medio. Cuando los medios de comunicación contrarios a Cristo hablan de esta manera, corroboran lo que todos sabemos: no tienen ni idea de lo que hablan y, como no pueden explicarlo, intentan imponerse a través de la descalificación.
Nuestra izquierda, totalitaria como es, pone a los católicos el prefijo ultra con la misma intención que los nazis y los fascistas marcaban las casas y comercios judíos con la estrella de David. Ni más ni menos. Entre otras cosas, hablan de la educación como “
arma ideológica”. "
¿Cómo puede nadie objetar a la “educación para la bobodanía”? Si eso es lo mejor del mundo. Y quieren venir los ultracatólicos a enseñarnos cómo es una persona íntegra. Nosotros, que no robamos en los ayuntamientos, comunidades y ministerios. Nosotros, que jamás hemos saqueado iglesias, ni abierto checas, ni encerrado a nadie en un gulgag. Nosotros, que nunca nos hemos llevado dinero de fondos reservados, ni hemos repartido folletos a menores para animarlos a la masturbación y a la homosexualidad...”. Y lo más increíble es que son capaces de creer sus propias mentiras.
Y, sin embargo, sabed una cosa: Cristo os quiere.
Eduardo Palanca y José A. Méndez