Leo hoy que hay una asociación, con muy poco futuro, que va surgiendo “en los últimos meses y años”. Los últimos meses y años. Eso me huele a antes de ayer. Y contratan a la persona que menos vergüenza -y más desvergüenza-, tiene para criticar a las personas que no piensan como él. El inevitable Wyoming. Por supuesto, en ningún sitio de Internet encuentras imágenes del evento. Solo puedes hallar fotos del ponente estrella, sin público, claro. ¿Y para qué se han reunido? Pues para lo de siempre... Estas asociaciones, que están muertas desde su inicio, nacen para poner la ceja donde haga falta y así conseguir unos euros que tendrían negados trabajando, porque no les apetece vivir como el resto de los mortales. Su única obsesión es vender que el mundo es gay, y para eso hacen lo que sea. “La Iglesia ha expulsado a un cura gay; como se pongan estrictos en eso se van a quedar muy solos”, y más tonterías de ese tipo, en la línea de una persona que se ha movido por muchos estudios de televisión, casi siempre con igual éxito que esta asociación. Señor Wyoming, no sé si usted es gay ni me importa. Creo, de hecho, que tiene una hija. Sólo sé que el porcentaje de gays en el mundo es ínfimo. Ínfimo, léalo usted bien. Y aquellos homosexuales que forman parte de la Iglesia son muy queridos por el Señor, como el resto, estén o no estén en ella. Otra cosa es que se aplauda su conducta como si fuesemos palmeros irracionales. Aunque sean dueños de medios de comunicación, aunque engañen al mundo inventándose estadísticas, aunque nos martilleen constantemente con la misma cantinela, nosotros seguiremos aquí siempre. Llevamos dos mil y pico añitos soportando las embestidas de tipos como usted, y aguantando sandeces mucho mayores que las que a usted se le puedan ocurrir. No por nuestras fuerzas, sino por Cristo, que es quien fundó la Iglesia. Y quien nos sostiene. Llevamos dos mil y pico añitos intentando seguir a Cristo, y aquí estamos, para acompañarles a usted y a cuantos quieran conocerle. Eduardo Palanca