Es muy claro que la vocación sacerdotal no lleva un plus de creencia en la fuerza evangelizadora a través de los medios de comunicación social. Alguna vez si coinciden.

Es el caso del sacerdote Manuel Agudo Gimena, quien hasta su fallecimiento, trabajó pastoralmente en las parroquias de Jimena y Jódar, dejándose la vida.
 
Siempre, en ambas feligresías, creó una revista para comunicarse con sus ovejas. En Jimena tituló la revista parroquial "Cánava". En Jódar la llamó "Galduria".

Fue aquí, donde subió muy alto en número de ejemplares, en contenidos sabrosos y evangelizadores.
Don Manuel tenía un don especial para mantener un equipo de redacción que fue fiel hasta el último momento en que "Galduria" salió a la calle.

No se quedó ahí. A la sombra de la revista creó una pequeña editorial de donde salieron libros de gran contenido espiritual y teológico, así como libritos de piedad popular y personal para los fieles católicos. Sin olvidar catecismos volcados hacia la catequesis preparatoria de la Primera Comunión.

Así se mantuvo hasta que fue trasladado a Jaén, a comienzos de la década pasada con el nombramiento de canónigo catedralicio. El papel del gran cura comunicador no lo siguieron los sucesores, porque cada uno tiene los dones que el Señor reparte.

Descanse en paz don Manuel Agudo.

Tomás de la Torre Lendínez