Adaptarse a los tiempos tendría efectos perniciosos para la Iglesia porque el panfleto sustituiría a la homilía, la consigna a la parábola y el periodista económico que vaticina la salida del euro al profeta Isaías, sin su talento literario, por supuesto, porque, mucho antes que las estilográficas Parker, Isaías demostró que la escritura es un regalo. Del cielo, en su caso. Como todo esto lo desconocen los jóvenes, se dejan llevar por la marca blanca de la moda, ora Woodstock, ora Podemos, sin tener en cuenta que el poder de las flores no tiene la carga biológica, la vida eterna, de los lirios del Evangelio y que una sociedad con cien ovejas iguales nunca sabrá lo bien que le sabe el pasto a la que vuelve al redil a hombros del buen pastor.