Son bastantes las veces que…, los términos compasión y misericordia se yuxtaponen y no es fácil saber, que es la compasión y que es la misericordia. Ante problemas de definición siempre tengo la costumbre de acudir al Drae (Diccionario de la Real academia de la lengua española) porque aunque muchas veces las definiciones que nos proporciona el Drae, no son muy ajustadas técnicamente a la rama de la ciencia de que se trate, ni tampoco a una ortodoxa teología católica, si tienen estas definiciones, el valor de darnos, el sentido de lo que el pueblo entiende, por la palabra de que se trate.
Lo mío no es escribir impecablemente, sino exponer los términos y cuestiones teológicas de forma tal, que induzca al lector, a que se comprenda mejor, porque el amor al Señor siempre genera deseos de un mayor conocimiento y cuanto más se conoce sobre Él, más se le ama y más deseos se tiene de conocer más sobre ÉL Amara al Señor es muy semejante a lo que le pasa a los novios que cuando acaban de conocerse, están ansioso de saber cada uno más sobre el otro.
Por ello a mí, mientras no me llame la atención el dicasterio para la Doctrina de la fe, al cual plenamente y sin reserva alguna yo me someto de antemano, seguiré escribiendo, como pienso, que el Espíritu Santo desea que escriba y a Él reiteradamente le pido que me ilumine, para hacer las cosas como Él desea que yo las haga.
Aclarado lo anterior El Drae nos dice que, que la compasión es: 1. f. Sentimiento de conmiseración y lástima que se tiene hacia quienes sufren penalidades o desgracias. Y sobre la misericordia nos da cinco acepciones de la la cuales solo nos interesan dos, estas nos dicen: 1. f. Virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los trabajos y miserias ajenos. Y 4. f. Rel. Atributo de Dios, en cuya virtud perdona los pecados y miserias de sus criaturas.
Tengamos en cuenta estas definiciones y examinemos primeramente la compasión. Ella es más un sentimiento que una virtud, mientras que si, se le dona la categoría de virtud a la misericordia. La misericordia además de ser un sentimiento es en el hombre una virtud. Pero en Dios es mucho más, porque es un atributo divino. La compasión tiene un sinónimo que es la lástima, a la cual del Drae la define como: 1.- Enternecimiento y compasión excitados por los males de otro. 2.- Objeto que excita la compasión. 3.- Quejido, lamento, expresión lastimera.
Para el arzobispo Fulton Sheen, el origen etimológico de la compasión es: “La palabra compasión, significa “sufrir con” el afligido, el pobre, el hambriento y el sediento”. Y su fundamento es el amor: “La compasión, es un temple o un carácter que nos une a los demás. Es lo que se podría llamar conductividad... Es una especie de comprensión silenciosa cuando un corazón encuentra a otro”. Si no media amor fraternal, hacia el que sufre y padece, bien sea por su carencia de bienes materiales o por sus sufrimientos y miseria espirituales, la compasión no será perfecta, ninguna acción humana que no se realice con un amor fraterno entroncado en el amor a Dios, será válida y meritoria a los ojos de Dios.
Para Henry Nouwen la necesidad de que nuestro amor este siempre entroncado en al amor de Dios en nuestros actos, se basa en. “El misterio de que Dios en su infinita compasión se ha unido a la vida de sus hijos para la eternidad. Ha elegido libremente depender de sus criaturas, a quienes dio el don de la libertad. Esta elección hace que sienta dolor cuando se marchan; esta elección hace que sienta una alegría inmensa cuando vuelven. Pero no será una alegría plena hasta que hayan vuelto todos, y se reúnan en torno a la mesa preparada para ellos”. Y en relación a la lástima también Henry Nouwen nos escribe diciéndonos: “La compasión es algo distinto de la lástima. La lástima sugiere distancia, incluso cierta condescendencia. Yo actúo frecuentemente por lástima. Le doy algo de dinero a un mendigo en las calles de Toronto o de Nueva Cork, pero no le miro a los ojos ni me siento a hablar con él. Estoy demasiado ocupado para preocuparme de verdad por el que se me acerca. Mi dinero suple mi atención personal y me proporciona una excusa para seguir mi camino”.
Rusbroquio escribía que: “La compasión incita al hombre a padecer y a sufrir con Jesucristo en su pasión, considerando las causas de sus tormentos, su modo y su resignación, su amor, sus llagas, su delicadeza, sus dolores, su vergüenza y su nobleza, su abatimiento, los oprobios, la abyección, la corona de burla, los clavos, su bondad, suplicio, y muerte en paciencia”.
Refiriéndonos por su lado a la Misericordia, recordemos que el Señor nos dejó dicho: “36 Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso. 37 No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; absolved y seréis absueltos. 38 Dad y se os dará; una medida buena, apretada, colmada, rebosante, será derramada en vuestro regazo. La medida que con otros usareis, ésa se usará con vosotros”. (Lc 6,36-38). "50* Su misericordia se derrama de generación en generación sobre los que le temen”. (Lc 1,50).
Y refiriéndonos a la Misericordia ya hemos visto antes en las definiciones del Drae, que mientras que en el hombre la misericordia es una virtud en Dios es un atributo. El hombre puede tener misericordia de las miserias espirituales de su prójimo, pero no se las puede redimir. Solo Dios tiene capacidad para redimir los pecados. Un pecado es una ofensa a Dios y es lógico que la capacidad de redención la tenga el ofendido. El hombre puede ser y debe de ser misericordioso, pero su misericordia frente a las miserias espirituales y carencias y sufrimientos materiales de su prójimo, solo pueden tener un carácter de compasión o lástima. Si puede y debe de tratar o amortiguar los sufrimientos y carencias materiales de su prójimo, pero sus miserias espirituales siempre necesitan una misericordia divina que nunca se iniciará si no media la existencia de un perdón. La misericordia divina es ilimitada, pero no nos confundamos, es ilimitada solo cuando Dios decide derramarla. La misericordia divina necesita ser inicia y esto se realiza mediante la súplica del perdón.
Al tiempo que Dios es misericordioso, también es justo. San Juan nos señala que la esencia de Dios es el amor y así nos dice: “Dios es amor, y el que vive en amor permanece en Dios, y Dios en él”. (1Jn 4,16). Y la misericordia de Dios, nace de su amor, del amor que nos profesa. “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único" (Jn 3, 16). Pero no olvidemos que también Dios es justo. Cierto es que Dios derrama su misericordia, pero para ello han de darse unas determinadas condiciones que modernamente se tratan de obviar, y hay quienes piensa que la misericordia será aplicada a trocho y moche a todo el mundo, en conclusión que haga lo que se haga, al final todo el mundo se salva.
Tenemos, hoy en día muy extendida, una doctrina que inclusive mantienen y la extienden pretendidos o heréticos teólogos, y que indirectamente, invitan a los hombres a llevar una vida desordenada porque se les asegura que al morir Dios los llevará al cielo, porque para eso Cristo murió por nuestros pecados y que sobre todo, Dios es misericordioso, perdonador y amoroso. Flaco servicio, le hacen a sus hermanos, todos los que mantienen y distribuyen estas ideas. Nada más alejado de la verdad que esta doctrina, que por supuesto no proviene de Dios, porque Dios es justo y da a cada uno lo que le corresponde según sus obras. Pero es más, los que extienden esta doctrina se olvidan de decir u ocultan, el hecho de que para que nazca perdón, hay un principio básico, sin el cual este no se genera por parte de Dios, y es el arrepentimiento. Sin arrepentimiento no hay perdón, y sin perdón, Dios no derrama su misericordia.
Desde luego la misericordia divina es infinita, pero solo lo es cuando esta nace, cuando el Señor la derrama, pero sino no la derrama, el Señor es temible en su justicia. Y volvemos a reiterar que la primera condición básica e ineludible para que el Señor derrame su misericordia, es que medie un arrepentimiento, si este no existe en el alma humana la misericordia divina no se genera, no nace. Escribe San Alfonso María Ligorio: “La misericordia de Dios es infinita; pero los actos de ella, o sea los de conmiseración, son finitos. Dios clemente pero también justo”. También San Agustín nos escribía: “Nadie se lisonjee de impunidad fundado en la misericordia de Dios, porque habrá juicio: así como nadie después de convertido debe temer el juicio de Dios, pues este viene precedido de la misericordia”.
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.
- Libro. DEL SUFRIMIENTO A LA FELICIDAD.- www.readontime.com/isbn=8460999858
- Libro. CONVERSACIONES CON MI ÁNGEL.- www.readontime.com/isbn=9788461179190
- Libro. DEL MÁS ACÁ AL MÁS ALLÁ.- www.readontime.com/isbn=9788461154913
- Libro. CONOCIMIENTO DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461179107
- Libro. VIDA DE NUESTRA ALMA.- http://www.readontime.com/ISBN=9788461266364
- Libro. DESEAR LA SANTIDAD.- http://www.readontime.com/ISBN=9788461722747
- 073l.- Llenos de miseria 26-10-09
- 341j.- ¿Tenemos miserias? 14-04-11
- 058s.- Aplicación de la misericordia 26-09-09
- 849j.- Misericordia divina y humana 23-01-14
- 883m.- ¿Qué es la misericordia divina? 01-04-14
- 944v.- # Arrepentimiento y misericordia 01-08-14
La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.
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