Tampoco descarto que en un Evangelio a su medida Cataluña se arrogara la fe de bautismo de Melchor, el del oro, ahora que, por lo visto, no hay figura universal que no haya nacido en su circunscripción. Escribo esto porque una fundación catalanista ha llegado a la conclusión de que Leonardo, Vespucio y Colón son paisanos de Pep. De lo que se deduce que Leornado precedió a Dalí en Cadaqués, Americo cartografío su Salou natal antes de trazar a compás el cabo de Buena Esperanza y Cristóbal salió de Palos, pero estudió en Lérida.
¿En que ayuda a la independencia contar en el registro con unos cuantos nombres señeros? Pues, salvo que la fe de bautismo aluda a Simón Bolívar, en nada, aunque fuera cierto. Pero es que, al no serlo, la entelequia se vuelve en contra del independentismo. Como quiera que la teoría de la cuna de ilustres cursa en autoestima, al demostrarse incierta la que queda con el ánimo por los suelos la región que se arroga el parto múltiple de genios. Esto les pasa por vincular la geografía al talento. Lo que nos hace mejores no es ser paisanos de Cervantes, sino leer El Quijote.