Mosén Manuel Marsenyach Iglesias
Dotado de un envidiable talento y versado en la observación y estudio psicológico de la juventud, de la cual era gran conocedor, con su característica sonrisa casi irónica, pero lleno de bondad, conquista el afecto de los jóvenes que le trataban. Buena prueba de ello era la estima que le tenían muy particularmente cuantos integraban el renombrado grupo “Endavant”, de obreros, de la F. J. C. de Manresa.
Cosa sobradamente conocida es lo que cuesta reunir e interesar a la juventud en los Círculos de Estudio. Es aquí, pues, donde triunfaba con su talento el Dr. Marsenyach. Obreros que por lo regular son más reacios a esta clase de adoctrinamiento, en una crecida cantidad, esperaban con ansia, con delirio, el día de “Cercle d’Estudis” que tanto interés despertaba por lo agradable de su exposición, clara inteligencia y alteza de miras.
Su vastísima cultura la puso a contribución de la sin par revista manresana, “Ave María”. Revista del más alto valor educativo y apologético, en la cual el arte del Dr. Marsenyach daba amenidad, haciendo que su lectura fuera sugestiva.
Congregante honorario, le gustaba hablar de nuestras Congregaciones, en especial de la de San Luis, y se interesaba por ellas, recordando sus buenos tiempos de congregante activo.
Bajo estas líneas, fotografía tomada en la iglesia de la Cueva de San Ignacio de Manresa, en la fiesta de imposición de medallas e insignias a los nuevos congregantes.
La revolución debió de ver en él un enemigo temible, cuando no se contentó con apresarle, sino que debió de ensañarse con él, con tal furia, que lo sacrificó, Dios sabe dónde, confesando hasta su última gota de sangre, la fe Cristo.
Buscó refugio primero en Sabadell y después en Barcelona pero, detenido, fue trasladado a la checa de Sant Elies. Sufrió el martirio en Barcelona, en septiembre de 1936.
Dotado de un envidiable talento y versado en la observación y estudio psicológico de la juventud, de la cual era gran conocedor, con su característica sonrisa casi irónica, pero lleno de bondad, conquista el afecto de los jóvenes que le trataban. Buena prueba de ello era la estima que le tenían muy particularmente cuantos integraban el renombrado grupo “Endavant”, de obreros, de la F. J. C. de Manresa.
Su vastísima cultura la puso a contribución de la sin par revista manresana, “Ave María”. Revista del más alto valor educativo y apologético, en la cual el arte del Dr. Marsenyach daba amenidad, haciendo que su lectura fuera sugestiva.
Congregante honorario, le gustaba hablar de nuestras Congregaciones, en especial de la de San Luis, y se interesaba por ellas, recordando sus buenos tiempos de congregante activo.
Bajo estas líneas, fotografía tomada en la iglesia de la Cueva de San Ignacio de Manresa, en la fiesta de imposición de medallas e insignias a los nuevos congregantes.
La revolución debió de ver en él un enemigo temible, cuando no se contentó con apresarle, sino que debió de ensañarse con él, con tal furia, que lo sacrificó, Dios sabe dónde, confesando hasta su última gota de sangre, la fe Cristo.
Buscó refugio primero en Sabadell y después en Barcelona pero, detenido, fue trasladado a la checa de Sant Elies. Sufrió el martirio en Barcelona, en septiembre de 1936.