Año del Señor 2014
Lerma, 4 de Diciembre
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
SOLUCIONES DE ADVIENTO
En el monasterio cambian algunas cosillas durante el Adviento. Por ejemplo, no comemos carne ningún día, excepto los domingos. Por aquello de tener una dieta equilibrada, la procuradora prepara platos individuales de "complementos alimenticios"; es decir, los frutos secos que se dan en nuestra huerta: nueces, almendras y avellanas.
Sinceramente, no me causan ningún entusiasmo. Pero sor Rosario, a sus 85 años, ha estado quitando la cáscara de las almendras de todas las monjas. Cuando la vi trabajar con tanto cariño, me dije: "¡Este año, por amor, me como las almendras!"
Y con ese firme propósito empecé el Adviento... y ya he estado a punto de abandonar. Las almendras no están tan mal... ¡pero es que la piel que las cubre lo fastidia todo! ¡Destroza el sabor!
Durante las comidas, mi única obsesión era encontrar un método para eliminar la pielecilla de marras. Las rasqué con la uña, las froté unas con otras... Tras un millón de experimentos, los resultados variaban entre "almendra troceada" y "puré de almendra", todos ellos con la piel firmemente aferrada al fruto.
Justo entonces el Señor me susurró una frase que me dio la clave. Llené un vaso con agua, metí tres almendras y, tras unos minutos de espera, las saqué. La piel, antes seca y quebradiza, estaba húmeda y flexible. ¡¡Se desprendió sin ningún problema!! ¡Increíble!
Hoy el reto del amor es dejar las almendras en remojo. Seguro que alguna vez has dicho o has oído aquello de "Es un chico simpático, pero es que tiene ese detalle que es que no hay quien le aguante", "No soy malo, lo que pasa es que me sale un pronto que..."
Dicho de otro modo, todos somos almendras, un fruto agradable, pero con una fina piel que puede estropear completamente el sabor. ¡Cuántas veces hemos intentado quitar la nuestra y la de los demás! Puede que incluso alguna vez tú también hayas acabado con almendras troceadas por intentar pelarlas a la fuerza...
¿Sabes qué me susurró el Señor con mis almendras? Me recordó las palabras que una vez me dijo un sacerdote: "Cuando algo en tu interior está duro, ¡ponlo a remojo en el Sagrario!" Si hoy descubres en ti o en los demás algo que te desagrada, acude a Cristo. Él es el Agua Viva, su amor es el único que puede tocar el corazón humano y transformarlo suavemente, sin herirlo. Déjalo en sus manos... ¡y pídele ojos para ver las maravillas que va a ir realizando! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
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