He dado este título porque recuerdo que, cuando pequeños, discutíamos y reñíamos, y si alguien insultaba a otro soltándole una palabrota o un taco, el otro le respondía diciéndole “y tú, más”. Los dos quedaban tranquilos y se acabó.
Lo traigo a colación porque nuestros políticos me dan la sensación de que están pasando los días diciéndose unos a otros “y tú, más”. Se están descubriendo cantidad de corrupciones en prácticamente todos los partidos y, en vez de actuar conjuntamente todos contra los corruptos, viene aquello de defender mientras se puede a los del propio partido, y acusar a los de otros partidos. No es conducta correcta.
A mí, que no pertenezco a ningún partido, pero sí a la Iglesia, me da pena ver que algunos partidos, no es que la odien, pero cierto que no la pueden ver; y no quiero citar a nadie. Sin embargo veo que la Iglesia es portadora de líneas y actitudes que pueden ayudar, y mucho, a la vivencia de la fraternidad universal.
Los miembros de Pastoral Obrera acaban de tener una reunión en Madrid cuyas líneas de actuación resumo:
Con las mismas palabras del papa Francisco, denunciamos, una vez más, que esta economía mata, porque la vida de los pobres está bajo la codicia de unos pocos.
Queremos denunciar que negar la dignidad humana, impidiendo el trabajo decente que haga posible una vida digna, es negar a Dios mismo.
Queremos denunciar que la política no está al servicio del bien común y de los más pobres sino al servicio de los corruptos y amorales.
Por lo que nos comprometemos:
a. A ser enviados por nuestra Iglesia para recorrer solidariamente los caminos en cuyas cunetas quedan hermanos nuestros.
b. A buscar otra economía, que ponga siempre en el centro a las personas. Y a trabajar para que la Iglesia sea la casa de todos, en la que todos quepamos.
c. A trabajar para que haya siempre un trabajo decente para todos, que haga posible la vida digna personal y familiar.
Queremos llevar este mensaje de esperanza a nuestras diócesis y movimientos, ofrecerlo como propuesta a nuestras comunidades, a trabajadores y empresarios, a creyentes y no creyentes, a hombres y mujeres de buena voluntad, a todos aquellos dispuestos a seguir abriendo caminos de esperanza para recuperar la dignidad en el mundo del trabajo.
A María, Madre de los pobres, madre del divino obrero de Nazaret, confiamos nuestra tarea.
¿No les parece, queridos lectores que, en vez de estar acusándonos con el “Y tú, más”, con lo que seguimos creando tensiones y divisiones, sería mejor colaborar todos en un proyecto de justicia y amor universales aunque lo fomente la Iglesia que no es tan mala como algunos dicen? Porque, lo digo sin aires de triunfalismo, ¿Qué asociación puede compararse con la Iglesia tanto en criterios como en instituciones y en obras?
Otra propuesta para nuestros gobernantes, que agradaría mucho a quienes escuchamos sus mítines y les dignificaría a ellos, es que pudieran decirse: nosotros hemos hecho esto en favor de los parados, “pero vosotros más”; hemos hecho aquello en bien de los sin techo, “pero vosotros más”; hemos hecho lo otro en favor de los excluidos, “pero vosotros mucho más”… Ánimo. Atrévanse. Si esta propuesta se llevase a cabo, ¿se perjudicaría a alguien o más bien, nos uniría a todos trabajando por la justicia y por la paz?
José Gea