Sufrir con resignación… es bueno.
Sufrir aceptando, asumiendo todas nuestras limitaciones —como seres humanos, finitos— es mejor.
Sufrir, vivir con esperanza en el Paraíso prometido. He ahí el gran secreto que nos fue revelado por Jesús, en el Calvario. Ello es mucho mejor.
El sufrimiento humano trascendido, es bastante más importante e indispensable para la dicha personal, que todos nuestros bienes materiales, incluido internet...
A Ningún enfermo o a quien sufre se le ve o se le ha visto, apoyarse —para liberarse de la congoja, del vacío, del sufrimiento existencial— en ningún objeto material. Ya no nos sirven. Es necesaria la dimensión espiritual.
Como decía el P. Hoornaert:
— “No hay asilo laico —sin destino trascendente— que pueda ofrecer paz, sosiego, espiritualidad, gozo y alegría a desamparados por el sufrimiento, sin Fe, sin Esperanza, sin Amor”.