EVANGELIO
Señor, enséñanos a orar.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 1-4
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».
Él les dijo:
«Cuando oréis decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en la tentación”».
Palabra del Señor.
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¿De qué va esto?
Me encanta el Padrenuestro. Es la oración que salió de los labios de Jesús como recomendación para nosotros. Poder rezarla, es muy fuerte, pero entender lo que decimos la hace más potente aún. Como decía San Juan Pablo II, es una oración tan sencilla que la entiende hasta un niño, y tan profunda que podríamos estar toda la vida adentrándonos en ella y meditándola sin agotarla del todo.
¿Qué implicaciones tiene que Dios sea nuestro Padre en cuanto a derechos y deberes? Lo de que Dios sea nuestro Padre, es para reventar de alegría. Ahí es nada… Pero claro, no puedo acceder a tales derechos si renuncio a la “herencia”, y reniego de Él no santificando Su nombre con mi comportamiento de hijo de tal Padre. La otra obligación es que luche por construir Su reino en mi familia. El mundo estará como esté, pero eso no es excusa. ¿Qué me impide construir Su reino en mi casa?
Aterrizado a la vida matrimonial:
Matrimonio Tutor: Alicia, Juan, sabemos que os veis el uno al otro como el malo, pero en realidad, la batalla es del demonio contra Dios, por conquistarnos. Dios actúa por amor y el demonio por herir a Dios destruyéndonos a nosotros. Dios utiliza las armas de Su amor, Su entrega, Su sacrificio… y nuestra libertad. El Demonio en cambio juega con las suyas, que son: Estudiar los puntos flacos del hombre, utilizar la astucia para engañarlo y seducirlo con las cosas del mundo y utiliza de refuerzo a esos otros hombres a los que ya ha engañado y tiene atrapados en sus tinieblas. Así, acabamos luchando unos contra otros, destrozándonos por creernos enemigos unos de otros, mientras que el verdadero enemigo queda oculto a nuestros ojos. Mirad, el único enemigo es el diablo y tenemos que ayudarnos los unos a los otros con las armas de Dios, para que Él pueda actuar como Padre, pueda perdonaros y pueda libraros del maligno. Y así, que pueda reinar Dios en vuestro matrimonio y en vuestro hogar ¿Entendéis ya de qué va esto?
Alicia: ¡Qué ciega he estado! Tenéis toda la razón.
Juan (Esposo de Alicia): ¡Qué ciego he estado! Es cierto que se nos cuela por nuestros puntos débiles. Como nos decíais el otro día, hemos estado en actitud de “oposición”, en lugar de la ayuda mutua para la que hemos sido creados.
Matrimonio Tutor: Anda, rezad cada día al levantaros un Padrenuestro juntos, muy muy despacio, mirándoos a los ojos, comprendiendo qué decís en cada palabra, a qué os comprometéis durante el día y qué necesitáis de vuestro Padre. Él os bendecirá.
Madre,
¿Rezáis un Padrenuestro con nosotros? Padrenuestro que estás en el cielo… Amén.