Hoy en la parroquia del pueblo de Espinardo, en la provincia de Murcia, donde nació, fue bautizado, recibió el resto de los sacramentos y celebró su Primera Misa, ha tenido lugar el funeral de entierro y misa de córpore insepulto. Ha presidido el obispo de Cartagena monseñor Lorca Planes.
En la homilía el prelado ha dicho lo siguiente:
"Vosotros, queridos padres os habéis quedado sin un hijo –les dijo-, nosotros, los sacerdotes, sin un hermano. Pero muchísima gente se ha quedado sin un padre, porque su labor, en silencio, fue inmensa. Su sonrisa y dulzura de carácter abrió muchos corazones; su celo pastoral no conocía fronteras. Su lema era nítido: por un alma que me necesite voy al fin del mundo. Un sacerdote de los pies a la cabeza, un ejemplo para nosotros".
Y continuó de esta manera:
"Don Miguel ha sido un joven sacerdote de 36 años, sencillo, directo, entregado, amable, atento, servicial, sacrificado... sólo Dios sabe lo que esta criatura llevaba para adelante y el bien que estaba haciendo a tantísimas personas, de una manera callada", destacó el Sr. Obispo, recordando a los familiares el cariño que el pueblo de Bullas le tenía a su párroco: "os traigo también el sentir de un pueblo que está volcado con vuestro hijo, el sentir de Bullas y sus gentes".
Cuando los compañeros concelebrantes de la Eucaristía sacaban el féretro a hombros, la sencilla gente del pueblo gritaba:
!Santo, santo, santo, santo¡
Con los vientos paganos que soplan, ver y escuchar toda esta tragedia, nos hace recordar que cuando un cura siembra, siempre se recoge.
Descanse en paz don Miguel y todas las víctimas fallecidas en tran funesto accidente de tráfico.
Tomás de la Torre Lendínez