Como es lógico pensar no estuve en la boda de mis padres. Tuvo lugar en la parroquia de San Ildefonso de Jaén, donde estaba como coadjutor don Eufrasio Oya, a quien el pueblo de Jaén, lo llamaba "el padre Oya".

Aquellas gentes no se equivocaban al llamar así al cura que presidió el matrimonio de mis padres. El padre Oya había nacido en el pueblo de Cambil. Tenían vocación misionera.

Lo demostró marchándose como misionero a tierras de Hispanoamérica. Cuando yo tuve conocimiento de su biografía estaba en Puerto Rico, donde tenía un alto cargo diocesano y un servicio en la catedral de aquella tierra.

Vino varias veces por Jaén, donde tiene una familia amplia que luce el apellido Oya, en el mundo del periodismo, de la farmacia y de la abogacía.

Una de las visitas, siendo yo sacerdote, pude hablar con él mostrándole una fotografía, donde se encontraba con mis padres casados en el altar mayor de la iglesia de San Ildefonso. Se puso muy contento y recordó aquella boda que hizo una tarde de un caluroso mes de julio.

Cuando murió celebré varias misas por el eterno descanso de su alma, pues gracias a aquel matrimonio que él bendijo vine yo al mundo.

Siempre, mis padres, recordaban con agrado al cura que los casó, porque era muy simpático y respetuoso con todos, igual que sus numerosos descendientes entre los que tengo una gran amistad con varios de ellos.

N.B. Sigo recordando que me envíen vidas de curas inolvidables y desconocidos. Se merecen salir en este Blog. El correo electrónico es:

tomasdelat@gmail.com

Tomás de la Torre Lendínez